COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL
El efecto tiburón
Parece que todo lo que haga y diga Pedro Sánchez tiene su propia banda sonora de solo dos notas
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónHace cincuenta años un tiburón blanco que nadaba en las tranquilas aguas de Amity sembró el pánico en el mundo entero. Ya sabe, aquello del efecto mariposa, pero a lo grande. De Algeciras a Estambul, también. De cómo cambió la industria del cine, de cómo ... Steven Spielberg dio con la fórmula del «blockbuster» veraniego y de cómo despertó en el inconsciente colectivo –con solo dos notas musicales– un miedo atávico a lo que acecha bajo la superficie, a lo que no vemos, se ha hablado en estos días de aniversario hasta la saciedad. La realidad, en este caso, aún no ha sido capaz de superar a la ficción y aunque los datos confirman que los tiburones apenas causan la muerte de diez personas al año en todo el mundo, a partir del estreno de la película ya nada volvió a ser lo mismo. Un trauma mundial, sin duda, el que originó «Tiburón», una película de bajo presupuesto y rodaje caótico, abocada al fracaso que, se convirtió –contra todo pronóstico– en un fenómeno de masas aterrorizadas. La gente dejó de ir a la playa, o al menos, tenía reparos antes de meterse en el agua, incluso en la de las piscinas.
Lo que no se ve, lo que se intuye, o se imagina, lo que sugiere veladamente, causa aún más miedo que lo previsible. Dos notas, ya sabe, tan-tan-tan-tan... está ahí, pero no lo vemos. Estamos seguros de que nos va a atacar, pero no sabemos cuándo ni por dónde. Lo que imaginamos asusta más que lo que conocemos. Los rumores, los titulares sensacionalistas, las noticias falsas, los desmentidos y hasta el algoritmo aliñan la ansiedad colectiva hasta límites insospechados, pero es muy fácil asociar el peligro a la banda sonora de nuestro día a día. Mire a su alrededor, todo el mundo sabe que el gobierno de Pedro Sánchez va a acabar muy mal –y eso que lo hemos visto muerto y resucitado al menos un par de veces–, que echar a sus ministros al ruedo autonómico ha sido un fracaso –ahí tiene a María Jesús Montero que no sabe si ejercer de ministra fiel o de candidata andaluza–, que los escándalos vienen enchampealados como los cuplés de las chirigotas y que solo estamos viendo la punta del iceberg. Tan-tan-tan-tan…
Ante la ausencia de certezas, la mente humana tiende a llenar los vacíos con los peores escenarios posibles, cuando no se conocen los límites el miedo se vuelve más abrumador. Lo que no se ve, lo que está por debajo, se magnifica, se distorsiona y acaba convirtiéndose en un tiburón blanco de dimensiones descomunales. Es lo que nos está pasando en estos momentos. El efecto Tiburón ha llegado al gobierno de este país y todo lo que haga y lo que diga Pedro Sánchez tiene ya su propia banda sonora de solo dos notas; dos notas que han traspasado la fina línea entre la credibilidad y la más absoluta desconfianza.
Si esto es lo que vemos, ¿cómo será lo que hay por debajo?
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete