Complemento circunstancial
Por diez minutos, ministro
Luego nos contarán aquello de las ventajas de usar el transporte público
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Iniciar sesiónÓscar Puente debe pensar que los andaluces necesitamos más de diez minutos para entender las cosas. De hecho, debe pensar que necesitamos algo más de pedagogía que el resto de la humanidad para poder comprender el mensaje que lanzó la semana pasada en Huelva y ... con la que daba carpetazo al tema de la Alta Velocidad en Andalucía Occidental. «Estoy seguro» de que los usuarios «lo entienden rápido» si se les explica bien, dijo el ministro de Transportes para justificar que la inversión del AVE Huelva-Sevilla no «compensa», es decir, que no está en la hoja de ruta —no soporto esta expresión—, ni en las intenciones del Gobierno de España. Hablaba Puente del trayecto Sevilla-Huelva, pero en realidad, estaba hablando del resto de provincias andaluzas que están fuera del tablero de la Alta Velocidad, pese a las promesas electorales que se vienen incumpliendo sistemáticamente desde aquella de 2009 en la que el entonces ministro de Fomento, José Blanco que anunció a bombo y platillo la llegada del AVE a Cádiz en 2012, reduciendo la conexión con Sevilla a menos de una hora y con Madrid a algo más de tres.
Que nuestra comunidad autónoma ha sido, siempre, la gran olvidada a la hora de invertir en infraestructuras férreas lo saben hasta los extremeños, que en eso están mucho peor que nosotros. Que desde que en 1992 —hace más de treinta años— se inaugurara la línea Madrid-Sevilla solo Málaga, en 2007, y Granada, en 2019, han sido agraciadas con la llegada del tren de Alta Velocidad y que el resto de las capitales andaluzas sigue anclada en un modelo ferroviario antiguo, obsoleto y atrasado, basado fundamentalmente en las conexiones con Madrid y Barcelona y haciendo muy complicados, cuando no inviables, los desplazamientos ferroviarios de una provincia andaluza a otra. Verá. El trayecto Cádiz-Huelva solo se puede realizar haciendo transbordo en Sevilla y empleando casi cuatro horas, el doble que realizando el viaje por carretera. Para ir a Almería, desde la capital onubense se tarda nueve horas y treinta y seis minutos en el mejor de los casos, haciendo –eso sí- dos transbordos con un tiempo de espera de casi dos horas en uno de ellos.
Luego nos contarán aquello de la sostenibilidad, de la responsabilidad con el medioambiente y de las ventajas de usar el transporte público. Y también nos dirán lo de los diez minutos y lo de que no entendemos las cosas. Pero lo realmente triste es que, siendo como somos, la segunda comunidad autónoma de España, con una superficie mayor que la de países como Dinamarca, Bélgica, Holanda o Suiza, tengamos una red ferroviaria tan deficiente y tan poco operativa. Y también es triste que un ministro se despache diciendo que la Alta Velocidad en Andalucía supondría «una inversión bestial» y «un montón de tiempo» y se quede tan tranquilo, y que lo mejore poniendo en cuestión también el transporte por carretera. Por diez minutos, dice. Que lo entenderemos, dice. Claro que sí, los andaluces sabemos lo que significan diez minutos. Algo así como coger la papeleta, introducirla en la urna… y aún nos sobrarían siete minutos.
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