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LA TRIBU

La peste

Si el sevillano tuviera que soportar hoy la «higiene» de hace cincuenta años, o se iba de aquí o se moría de asco

El catedrático Juan Ignacio Carmona JUAN FLORES
Antonio García Barbeito

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En una entrevista, decía aquí el otro día el catedrático Juan Ignacio Carmona que un sevillano del siglo XXI no podría soportar los olores —la peste— de la Sevilla del siglo XVI. Largo tira, el brillante catedrático. Yo voy mucho más cerca, yo no salgo ... de la segunda mitad del siglo XX. Si el sevillano, sobre todo de pueblo, tuviera que soportar hoy la «higiene» de hace cincuenta años, o se iba de aquí o se moría de asco. Me ciño a mis dos pueblos más cercanos, Aznalcázar y Gines. Si hablo de las condiciones «higiénicas» del primero, desde finales de los cincuenta a finales de los setenta podía saberse en qué casa había vacas, qué corral albergaba cabras, ovejas o zahúrdas con cochinos embarrados y malolientes, como cocodrilos al acecho en el Serengeti. Ah, y lo que digo de estos pueblos, lo digo de la Sevilla arrabalera, la Sevilla que abraza al casco histórico. Los olores, y las calles, de algunos barrios daban asco.

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