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Más leña

La señora Calvo no quiere que la boca, en el piropo elegante o grosero, se nos desmande

Carmen Calvo está en el foco de la polémica ABC
Antonio García Barbeito

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Sí, vamos a dar más leña, porque con las voces de los chuminosos, los cagalistrosos y los que no tienen más que cagaleras —uso lenguaje diario de mi infancia—, o pones freno o te pasa como cuando dejas que las hormigas campen a sus anchas, ... que te comen. Como a un cagalistroso le des guita, le sueltes rienda, se te desmanda, aunque pretenda que quien no se desmande sea nuestra lengua, como le dice Hernández a su amada por aquel primer beso: «…y tú estás sin dormir, celosamente, / vigilando mi boca, ¡con qué cuido!, / para que no se vicie y se desmande.» Bueno, aquí la que está «sin dormir, celosamente», vigilando nuestra boca, es la señora Calvo, que no quiere que la boca, en el piropo elegante o grosero, se nos desmande. Como para que le apruebe la enorme letra de soleá a Antonio Murciano: «Me la tienes que pagar, / ya le diré yo a tu novio / dónde tienes un lunar.»

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