El macrochiringuito
Salud blinda su administración paralela
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Iniciar sesiónEl 27 de enero de 2019 se reunió por primera vez el Gobierno del cambio en Andalucía. Tras la cita, celebrada en Antequera, comparecieron ante los medios de comunicación el presidente, Juanma Moreno, y el vicepresidente, Juan Marín, quienes aseguraron que una de las prioridades ... del nuevo Gobierno sería realizar un diagnóstico de la administración paralela de la Junta para eliminar aquellos entes superfluos. «La que no tenga función y objetivo claro, este Gobierno tendrá la firme determinación de eliminarla para que esos recursos se dediquen a lo importante, que es crear empleo, mejorar la Sanidad y la Educación», explicó el presidente de la Junta. Se identificaron 18 entidades, fundaciones y consorcios de manifiesta inutilidad para su supresión inmediata, pero un año después sólo se han disuelto seis. No se puede decir, por tanto, que el ritmo regenerador en uno de los ámbitos más sensibles del cambio -los costosos chiringuitos administrativos socialistas fueron un referente en la campaña del PP- haya tenido la agilidad de la liebre, sino más bien la parsimonia de la tortuga. Igual ocurre con las auditorías de la administración paralela acordadas con Vox en el pacto de gobernabilidad, que siguen una calmosa tramitación sin que hasta el momento haya resultado alguno más allá de su licitación.
Pero si el Ejecutivo de Moreno avanza a ritmo de tortuga en este asunto, alguno de sus integrantes lo hace como los cangrejos. La Consejería de Salud no sólo no ha eliminado los dos organismos que se había comprometido a desmantelar -la prescindible Fundación Pública Andaluza Rey Fahd Bin Abdulaziz y la no menos innecesaria Fundación Pública Andaluza Hospital San Rafael de Lucena y Fundaciones Fusionadas de Córdoba, cuyo nombre es más largo que su hoja de servicios-, sino que ahora anuncia la creación de un nuevo ente que agrupará a todas sus fundaciones, agencias y demás entidades que el PP siempre había denunciado como un oneroso conglomerado de organismos superfluos creados para colocar personal y alejar fondos de la fiscalización de la Consejería. En lugar de desmantelar la administración paralela, el consejero Jesús Aguirre ha inventado el macrochiringuito, una versión moderna y magnificada de la gestión entre bambalinas. La medida, que ha causado estupor en algunos despachos de la propia Junta, supone en la práctica el blindaje de unos 800 trabajadores que pasarán de depender de un precario ente público a un consolidado megaorganismo. Y para que no decaiga la fiesta en el macrochiringuito de Aguirre, la Consejería anuncia una nueva oferta pública de empleo con 10.631 plazas cuando aún no se han resuelto las anteriores. Que no pare la música.
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