El desconcertante viraje de Susana Díaz
El PSOE andaluz apoyó ayer de forma oficial la celebración de consultas sobre la soberanía en Cataluña y la creación de una mesa de negociación en la que la Generalitat y el Gobierno español debatan de igual a igual, dos de las concesiones que Pedro ... Sánchez ha otorgado a las fuerzas independentistas a cambio de que permitieran su investidura. El sorprendente posicionamiento del socialismo andaluz supone un giro de 180 grados respecto al papel que venía desempeñando Susana Díaz en el seno del PSOE, donde siempre había defendido la unidad de España y el equilibrio interterritorial. De hecho, la expresidenta de la Junta utilizó estos argumentos en 2016 para desalojar a Sánchez de la Secretaría General del partido después de que éste anunciase su propósito de formar gobierno con Podemos y nacionalistas.
La deriva extremista de Sánchez ha terminado arrastrando al PSOE andaluz, que siempre se había reconocido en el modelo socialdemócrata de partido que ahormara Felipe González. Otros barones socialistas —García Page, Lambán o Fernández Vara— han marcado una prudente distancia respecto a la investidura de Sánchez, pero Susana Díaz no ha dudado en acudir al Congreso, retratarse con Iceta y apoyar el pacto, quizás intentando hacer méritos para repetir como candidata aún a costa de condenar a Andalucía a la desigualdad.
Porque el pacto que ha llevado a Sánchez a la Moncloa implicará inevitablemente la postergación de Andalucía en las prioridades del Gobierno. Hace bien, por tanto, el presidente Moreno en advertir que no tolerará discriminación alguna y amagar con protestas en la calle. Y no podrá el PSOE reprocharle la estrategia de la confrontación: ellos la utilizaron durante años con notable éxito.
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