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CARDO MÁXIMO

Las cifras mienten

Con los datos, los políticos se sienten seguros, a salvo de olas emocionales como las que nos arrasan al resto

Los datos de la Feria varían según quién lo cuenta RAÚL DOBLADO
Javier Rubio

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Cada uno cuenta la Feria según le va. Cuánta razón. Pero donde los ciudadanos transmiten sensaciones, los políticos apabullan con cifras. El vecino te cuenta: «Pues este año mi mujer y yo no hemos ido mucho a la Feria, no teníamos el cuerpo para fiestas, ... la verdad». Y el alcalde te acogota: «Un gran éxito». La sobrina te comenta: «No veas qué animada ha estado la caseta de tío Eulogio, como que no había manera de despegarse de allí y venga a cantar y a bailar, lo hemos pasado de escándalo, no sé por qué no os habéis animado vosotros». Y el Ayuntamiento trompetea: «Claramente mejores que los datos de 2017». El amigo se sincera: «Nosotros nos hemos borrado de la noche, aquello no está más que lleno de niñatos y luego unas colas para pillar un taxi que se te quitan las ganas…». Y los responsables políticos echan las campanas al vuelo con las cifras de pasajeros en los transportes públicos, el impacto económico o lo que haga falta. Donde los ciudadanos corrientes somos capaces de expresar estados de ánimo, colocarnos sin trampas las gafas con las que enfocamos la realidad y la vemos del color que nos marquen nuestros sentimientos, los políticos son incapaces de modular la información, aferrados a las cifras como los náufragos se agarran a un salvavidas en medio del océano. Con los datos se sienten seguros, a salvo de olas emocionales como las que nos arrasan al resto de mortales. Sólo que las emociones forman parte de la vida imposibles de reducirlas en números.

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