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EL RECUADRO

Cada acera, una yincana

Que cada acera es una yincana para el peatón acaba de proclamarlo oficialmente el delegado municipal de Movilidad

Los veladores en las aceras han invadido gran parte del espacio de los peatones RAFAEL CARMONA
Antonio Burgos

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Tiene Juan Ramón Jiménez unos preciosos versos evocadores de su infancia, relativamente conocidos: «Cuando yo era el niñodios, era Moguer, ese pueblo,/una blanca maravilla; la luz con el tiempo dentro./Cada casa era palacio y catedral cada templo./Estaba todo en su sitio, lo ... de la tierra y el cielo». Versos que podríamos aplicar a la Sevilla de hoy, y modo de popurrí, ya que este año cae tan temprano el Carnaval, y siguiendo las moguereñas enseñanzas del autor de «Platero y yo» atrevernos a decir: «Cuando era Juan Espadas el alcalde de mi pueblo,/un desastre de ciudad, y todo por lo moderno./Cada acera, una yincana; cada plaza, un vertedero./Estaba todo perdido/como perdimos los cielos». Que cada acera es una yincana para el peatón no es una maldad mía, marca de la casa. Acaba de proclamarlo oficialmente una persona tan seria y a la que tantos le tenemos tanto aprecio cual el delegado municipal de Movilidad y Seguridad, don Juan Carlos Cabrera.

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