Operación sombra
Eso sí que sería gobernar para todos los sevillanos, crear sombras
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Iniciar sesiónCantaba El Mani un estribillo que en mi Gines de mi alma suena mucho en los días del Rocío: «Se nota que soy de Gines / por lo mucho que te quiero.» Pues aquí, en la Sevilla de mi alma, se nota que es campaña o ... amagos de campaña por la frenética actividad de los dos principales candidatos, del PSOE y del PP, o sea, Antonio Muñoz y José Luis Sanz. El primero, alcalde tras el adiós de Espadas, y el segundo, flamante nombre que viene de triunfar en Tomares, un pueblo al que ha dejado de dulce. Pues eso, que se nota que los dos luchan, uno por no perder la alcaldía y el otro por ganarla. Y, es más, uno enseñando todo lo bueno que hace o que quiere hacer y el otro enseñando la suciedad y el abandono de la ciudad. Cara y cruz. Uno mostrando la foto del niño con su ropita nueva camino del colegio y la ropa que le ha comprado para cuando haga la primera comunión, y el otro mostrando las fotos del niño revolcándose por la tierra, manchado de todo, con una verraquera horrorosa y con dos velas de mocos que le llegan al pecho. Contra nueva línea del Metro, grafitis de vergüenza; contra paseos bonitos, baches y suelos abandonados.
Es natural que cada cual se mueva por los terrenos de su conveniencia. Ni Muñoz se va a fotografiar en el ‘día después’ de los descampados de los botellones, ni Sanz va a posar en el Puente de Triana con la belleza de fondo de la plaza de toros, la Giralda y el río. Uno trata de que sólo le vean lo bueno que tiene la ciudad en la que manda y el otro sólo quiere que veamos lo que la ciudad tiene de malo, de abandono o de vergonzoso. Entre lo que nos muestra el alcalde, he visto lo que quieren hacer con el Paseo de la O, y qué bonito queda todo en las maquetas y dibujos de los proyectos. No sé cómo responderá a esto Sanz, pero me extraña que ninguno de los dos, hasta ahora y que yo sepa, haya abordado algo que a Sevilla le hace tanta falta, o dicho de popular manera, tanta faltita: una generosa Operación Sombra. Es bueno decirlo ahora, cuando uno busca un rayo de sol amable como si fuera un radiador halógeno: el alcalde que sea capaz de darle a Sevilla la sombra que necesita para que la ciudad pueda medio vivir bajo el sol -el crimen- del verano, habrá ganado mucho para renovar mandato. El que sea capaz de conseguir el premio Buena Sombra puede perpetuarse en la Plaza Nueva. Eso sí que sería gobernar para todos los sevillanos, crear sombras -preferiblemente vegetales- en una ciudad que tiene como mínimo un trimestre infernal. El otro pedía luz, más luz; nosotros, sombra, más sombra. Nadie me explica por qué en Sevilla no plantan plátanos y forman con sus ramas un emparrado, como hacen en tantas ciudades españolas. Ya ven, incluso damos ideas. Más sombra quiero.
antoniogbarbeito@gmail.com
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