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LA TRIBU

Monstruos

¿Qué está pasando aquí, con tanto acomplejado que se da, un día y otro, a matar su ex pareja, porque ella ha decidido vivir sin él?

Antonio García Barbeito

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Te has ido a buscar a Pastora; tenías necesidad de oírla, de oírle la queja por soleá con aquella voz suya, diciendo, ay: «Males que acarrea el tiempo, / quién pudiera penetrarlos, / para ponerles remedio / antes que llegara el daño.» Y mientras la escuchabas, asentías, y ... aun hablabas: «Verdad, Pastora, verdad. «Males que acarrea el tiempo, / quién pudiera penetrarlos…» La Niña de los Peines cantaba esta letra de soleá y se dolía tanto al decirla que parecía herida de algún mal al que no pudo llegar a tiempo de remedio. «…Quién pudiera penetrarlos…» Sí. Porque si hubiesen podido penetrar en la oscura y enloquecida mente de ese parricida canario, ese monstruo que para vengarse de su ex mujer —triste e inútil ‘solución’ de machista—, mata a sus dos hijas, dos preciosas criaturas de seis y dos años y las tira al mar, lastradas con el ancla de su embarcación, se habría podido, quizá, evitar el daño. Te niegas a aceptar que ese padre es, o era, una persona como cualquiera. Como te has negado siempre a reconocer que los terroristas que asesinaban sin distinción, por la espalda, con un tiro en la nuca, eran personas normales; a veces no aceptabas ni que tuvieran categoría de personas. No, ese padre tenía dentro el ‘bicho’, el gen de monstruo, y se le despertó con el odio, los celos, el despecho, y si hubiese podido acabar con el mundo, con el mundo acaba. Monstruo.

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