La Alberca
El corazón de Abengoa
La compañía sevillana no es un número, es sobre todo una forma de entender el mundo, un símbolo español
Lo más triste de la caída de Abengoa es que quienes tenían en su mano la salvación de la compañía sólo han mirado los números. Ninguno de los responsables de la decisión que ha llevado a la liquidación a la empresa que fundó el sevillano ... Javier Benjumea Puigcerver hace 81 años tiene conciencia real de lo que ha hecho. Todos han reducido a Abengoa a la mayor empresa de Andalucía en número de empleados. Sólo se ha hablado de cantidades. Pero el verdadero drama de este naufragio está en las calidades truncadas. Porque se ha permitido el hundimiento de la marca España en el sector de la ingeniería. Abengoa ha dado la vuelta al mundo desde Sevilla como antes la dieron Magallanes y Elcano. Ha exportado el talento andaluz a los lugares más inhóspitos del planeta. Y no sólo ha sido un referente económico, sino sociopolítico, en todos los rincones hollados por su capital humano. Es inconcebible que el Gobierno que más enarbola la bandera de la lucha contra el cambio climático le haya dado el cerrojazo a la empresa más avanzada en este sector. Abengoa se dedica principalmente al agua y a las energías. Ha basado todo su prestigio, que incluso llevó a Obama a presumir de ella en uno de sus discursos semanales de los sábados, en lograr el desarrollo de territorios desérticos y selváticos. Ha conseguido llevar recursos hídricos a los eriales amarillos del mapamundi. Ha levantado infraestructuras eléctricas donde lo más avanzado que había era el fuego. Abengoa no ha sido sólo un proyecto enriquecedor para sus accionistas, lo ha sido sobre todo para las sociedades a las que ha aportado su conocimiento. Y también lo ha sido para sus trabajadores. ¿Saben quienes han permitido su caída que en el sector de la ingeniería se considera un plus curricular haber pasado por la compañía sevillana? ¿Saben que Sevilla ha sido en las últimas décadas el mayor vivero de ingenieros industriales de Europa? ¿O que gracias a Abengoa están hoy en Andalucía los mejores fiscalistas y financieros? Los grandes proveedores no pueden entender que un proyecto de esta envergadura, estratégico para cualquier país serio, que representa a España en la cima del desarrollo internacional, no haya sido rescatado.
Es muy frustrante comprobar que el Gobierno verde, el del desarrollo sostenible, le ha dado la estocada a la compañía pionera en renovables mientras salva a empresas hosteleras, a aerolíneas venezolanas y a pequeñas ingenierías asturianas, catalanas y vascas. Luego vendrán con el tópico de la Andalucía que sólo vive del turismo. Pero frente al genio andaluz, que ha generado en esta empresa un sentimiento de pertenencia y de orgullo por el que se han puesto en huelga ingenieros que mañana mismo tendrán trabajo en otro sitio sin el menor problema, el Gobierno sólo ha visto números y ataduras políticas. No ha oído el corazón de Abengoa, que desde el desierto industrial de España late hoy en todos los desiertos del mundo. Y que ha puesto su bandera blanca y verde donde antes sólo había miseria para que ahora haya esperanza. Una esperanza mucho más poderosa que esta amargura.
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