Sevilla al día

Rizos de caoba

Ahora que no gobernáis, no escuchas rugir las tripas de tu suelo, no ves las paredes descascarilladas de tus calles, no te duele el sur de los agravios

Ayer te escuché, rizos de caoba, hablando sobre la financiación singular de Cataluña, arrodillada ante los niños mimados y egoístas, intentando comprar la voluntad de los extorsionadores a los que os habéis entregado, vendiendo a tu tierra y a tu gente. Ayer te escuché, traidora, ... y el asco le ganó a la vergüenza, te recordé cuando denunciabas ante el gobierno del PP el trato discriminatorio respecto a la financiación que los andaluces sufríamos.

Ya no te duelen las injusticias, ahora eres tú la que le hace carantoñas al demonio glotón que os asfixia. Te queda grande, impostora, ese seseo que paseas, las raíces de las que hoy reniegas, el pueblo, tu pueblo, al que hoy desprecias. Ay, aquel discurso de la España a dos velocidades, aquella brecha entre comunidades autónomas que hoy es solo una brecha más en una credibilidad muerta. Ay, aquella rosa andaluza con el puño en alto, aquella época en la que se llegó a creer que erais nuestros golfos, y que nos defenderíais. Todo era mentira, chaquetera, has pasado de aquella rebeldía, de ese grito justo y lleno de dignidad, a aceptar el 'España nos roba' de los que nos llaman vagos, los insolidarios, los que no se acuerdan de que esa tierra se regó con el sudor de nuestros antepasados.

Qué vergüenza, vicepresidenta, verla sacar la chequera para ver si puede hacer a Illa presidente, para intentar tapar a la desesperada la hemorragia de un gobierno a la deriva, tocado de muerte. Dónde quedan, embustera, aquellos aquelarres, aquellos mítines. Dónde descansan las promesas incumplidas, los besos a la bandera, aquel himno cantado al unísono. Se ha demostrado que todo era una trola, que lo único que os movía era el pensar que esto era un rancho que pertenecía a vuestras siglas. Ahora que no gobernáis, no escuchas rugir las tripas de tu suelo, no ves las paredes descascarilladas de tus calles, no te duele el sur de los agravios. Ahora nos niegas lo que reclamabas, nos abofeteas en la humillación por la que antes protestabas. Y luego os extrañáis de que se os haya dado la patada, de que hayáis gripado el motor principal de vuestro bólido electoral.

No sé qué hay de cierto en que tu amo, el más puto según vosotros, planea mandarte para acá a tratar de afilar las espadas que ya no cortan, pero yo te recomendaría que no volvieras por aquí. A ti y a Alfonso, que os habéis afiliado al ego de un irresponsable patológico sin importaros que eso supusiera afrentar el lugar en el que nacisteis. No volváis, quedaros en Ferraz alentando a las masas, esperando a ver si dimite, custodiando como plañideras el cortoplacismo de vuestro líder supremo, coleccionando cartitas a la ciudadanía. O volved, volved y así nos daréis el gusto de mandaros a donde decía tu compañera de escaño: a la mierda. O al mismísimo carajo, que es más de aquí.

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