La Policía Local, la vocación de servicio y la dignidad
Querer cobrar lo prometido es lícito, pero faltar al trabajo sin justificación y dejar sin protección a la ciudadanía no lo es
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Iniciar sesiónDESDE hace un par de semanas, las noticias, más allá de todos los escándalos relacionados con Pedro Sánchez y los suyos —y los nuestros, que se supone que María Jesús Montero debe preocuparse por los andaluces—, se centran en el boicot de la Policía Local ... de Sevilla al plan de Navidad del Ayuntamiento. Esgrimen, y tienen razón en algunas cosas por lo que hay que dársela, que todavía no han cobrado horas extra del pasado (muy pasado), que quieren garantías que aseguren el cumplimiento del nuevo acuerdo y que el número de eventos se ha desbordado. Todo cierto. El que ha realizado un trabajo merece cobrar lo prometido y el salir a la calle por todo, ya tenga más o menos relevancia, se ha convertido en un juego (de los pasitos, de las carreritas, de los heralditos, de las minimanifestaciones, etc) totalmente desmadrado. El conflicto, de actualidad por las medidas de presión recientes, realmente viene de lejos, y tiene ahora como protagonista a José Luis Sanz, pero antes lo han sido otros alcaldes. Hasta aquí, todo correcto.
El problema llega en las formas. Y, sobre todo, en la pérdida total y absoluta de la vocación de servicio. Porque sí, evidentemente todos trabajamos, en mayor o menor medida, en busca de un sueldo que nos permita vivir. Ya se trate de periodistas, de ingenieros, de comerciantes, de empresarios e, incluso, de políticos. Hasta de policías. No hay que hacer demagogia con esto. Pero tampoco hay que obviar que, cuando uno decide —a nadie le obligan— ser servidor público, «coloca en un plano secundario sus intereses personales con el fin de proteger a los ciudadanos manteniendo la paz y el orden público», algo que no está ocurriendo actualmente con el boicot llevado a cabo. Como tampoco existe la dignidad de la que tanto presumen los sindicatos —qué casualidad, otro más, da igual el gremio, que dice luchar por el bien común sin ir a trabajar— en su último comunicado de anoche.
Porque lanzo una serie de cuestiones que seguro que serán respondidas haciendo autocrítica. ¿Es digno faltar al trabajo sin justificación? ¿Es digno recurrir a un mismo médico, que ha terminado siendo apartado, para conseguir bajas masivas? ¿Es digno ir a un alumbrado navideño a insultar a un alcalde cuando teóricamente eres el encargado de mantener el orden? ¿Es digno dejar sin protección a una ciudad entera cuando eres un servidor público? Estas preguntas casi que se responden solas, pero podríamos ir a otras más profundas que atañen a las dos partes de este conflicto. ¿Es necesario que haya tantos agentes en cada evento? ¿Estarían dispuestos los policías a trabajar menos extras y, por tanto, cobrar bastante menos? A ver si el problema entonces va a ser que no compensa esta profesión...
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