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puntadas sin hilo

Los ritmos de Sevilla

La comisión de Patrimonio ha necesitado tres años para una resolución que se podía haber adoptado en unas semanas

Manuel Contreras

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La comisión provincial de Patrimonio tumbó ayer el proyecto de la pasarela sobre el Guadalquivir que debía de unir el complejo ubicado en la antigua fábrica de Altadis, en Los Remedios, con la ribera opuesta del río, en las proximidades del palacio de san Telmo. ... Los criterios en los que se basa la resolución —fundamentalmente estéticos— se pueden compartir o no, pero hay una cuestión que es objetivamente censurable, y es el plazo de tres años que han necesitado los responsables del organismo para emitir su veredicto. Tres años para un dictamen que se podría haber adoptado en cuestión de semanas. Tres años en los que los inversores han estado esperando, mirando al cielo y probablemente maldiciendo el momento en el que se metieron en un negocio que no genera beneficios y que regresa ahora al punto de partida de 2020. Tres años jugando con las expectativas de unos ciudadanos a quienes se les presentó la imagen virtual de cómo quedaría el nuevo vial, ya fuese en forma de pasarela directa o con trazado de zig-zag, como se llegó a plantear. Tres años, en definitiva, perdidos para una ciudad que lleva muchas décadas estancada. El problema no es la pasarela, que a nivel logístico es un elemento casi anecdótico, sino el ritmo desesperante al que se mueve la capital. Si el veredicto sobre la conveniencia de una pasarela requiere 36 meses, qué no ocurrirá con infraestructuras fundamentales para el crecimiento de la urbe. Así es imposible competir con otras ciudades.

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