tal vez felices
La ruleta del infortunio
Los participantes, a menudo, parecen seleccionados de suburbios donde no existe la lectura ni el sentido común
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónCantar mal no debería ser un delito en televisión, pues las cárceles estarían atestadas de jilgueros. No obstante, recientemente volvía la polémica tras la interpretación de un tema de Quevedo, 'Quédate', por parte de Joaquín Padilla, este hombre que a mediodía aparece con una guitarra ... colgada en 'La ruleta de la suerte'. Una recogida de firmas en Change.org reclama el despido de este capitán del infortunio melódico. 1.000 votaciones lleva ya la propuesta. Yo creo, sin embargo, que es idóneo. Su voz desparrama cada día el himno de una austeridad anacrónica que cumple ya dieciséis años en antena.
Cuando el concursante gana más de 500 euros, el público contratado hace la ola. Canta a coro unas frasecillas hechas, siempre iguales, y opina antes de las tiradas mientras Jorge Fernández, el presentador, ofrece consejos como beber mucha agua en verano o reciclar, chicos. El mundo se ha congelado en esos fotogramas. Se mueve por reglas fijas: ¡comodín, comodín!, ¡cuidado con la quiebra!, ¡la 'M' ya estaba dicha, Mari Carmen!
Los decorados albergan un aire entre academia de inglés y plató de principios de este siglo. Los participantes, a menudo, parecen seleccionados de suburbios donde no existe la lectura ni el sentido común. Una mujer esbelta tiene la única misión de pasearse delante del panel para descubrir las letras. Y todo luce, en definitiva, revestido de esa inocencia perdida de hace unos pocos lustros. Tan descontextualizado parece en el panorama actual que se ha convertido en una trinchera postrera en la que a veces me detengo haciendo zapping para huir del mundo de hoy. Deberían sortear un Peugeot 206 con 200.000 kilómetros para ilustrar de un fogonazo lo que este espacio representa: una España que se ha ido. 'La ruleta de la suerte' es 'Arrayán'. Un padre tratando de hablar como lo hace su hijo. Bailecitos que avergüenzan a los menores. Esas cosas. Y su cantante, desde luego, va en sintonía. Donde las carencias son una virtud no pega otra cosa que el mal gusto expuesto sin careta ni playback.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete