tratos y contratos
Política de vivienda, retrato de un fracaso
Dos años después de la Ley de Podemos, es la mayor preocupación de los españoles
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Iniciar sesiónLa última encuesta del CIS revela con rotunda claridad que el acceso a la vivienda se ha convertido en la principal preocupación de los españoles. El informe recién publicado por la Fundación Foessa —vinculada a Cáritas— denuncia un proceso de fragmentación social en España motivado ... en parte por la carestía del alquiler, convertido en una trituradora «para el difícil equilibrio de la clase media». En la España del «Gobierno de progreso» hay un 50% más de ciudadanos en situación de exclusión severa que en 2007.
Quienes promovieron hace dos años la aprobación de una Ley Estatal de Vivienda para arreglar un problema que no deja de agravarse, ¿qué dijeron entonces? He realizado un ejercicio de inútil melancolía: revisar el vídeo del canal de YouTube de Podemos que conserva aquel momento histórico en el Parlamento, cuando emergió Ione Belarra para pregonar la buena nueva. «Con nuestra ley pierden los buitres, pierden los fondos de inversión, pierde la banca… y gana la gente», proclamó entonces con pueril orgullo. Tras un largo alegato en favor de los movimientos antidesahucios, la parte más tierna de su discurso llegó con la afirmación solemne de que «no quería un país en el que la vivienda fuese el principal problema de los ciudadanos». Pues nada, Ione, cuéntaselo ahora al CIS y a Tezanos.
La realidad demuestra que toda esta demagogia barata ha causado un doble daño. Por un lado, aprobar una ley que desprotege al propietario no ha tenido el efecto deseado. Según un informe del Observatorio de la Universidad Rey Juan Carlos, en estos dos años se han retirado 120.000 inmuebles del mercado y los precios han subido casi un 30%. Por otro, al errar tan obcecadamente en el diagnóstico de la situación, se ha permitido que los verdaderos problemas del mercado inmobiliario se agraven paulatinamente sin que se aporten soluciones coherentes.
Y como propina, la otra fórmula mágica del Gobierno —la creación de una gran promotora pública ideada por el PSOE— tampoco parece llamada a mitigar el problema. En sus primeros pasos ya se ha visto atrapada en la lentitud de sus procedimientos burocráticos.
La única medida planteada por el Gobierno que podría haber contribuido realmente a equilibrar la oferta de vivienda era la Ley de Suelo, que buscaba flexibilizar las condiciones para urbanizar nuevos terrenos y acelerar así los procesos de construcción… Pero PSOE y PP fueron incapaces de pactar su aprobación, y la iniciativa murió por el rechazo de ERC y Podemos.
En las empresas privadas cada vez se habla más de los KPI (Indicadores Clave de Desempeño), métricas que miden el grado de cumplimiento de un objetivo estratégico. El Informe Foessa y las encuestas del CIS son, en este caso, los KPI de un fracaso absoluto.
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