No ni ná
Mira si ya tienes alitas
Si la verdad es el mayor adversario del sanchismo, hay que hacer una televisión pública a su medida
Televisión Española es otro Rubicón cruzado por el sanchismo. El derecho romano prohibía a los generales pasar por ese río con su ejército en armas. Pero ya no hay ni derecho ni derecha por respetar. Julio César lo cruzó. ¿Qué es Sánchez si no un ... César sin laureles? ¿Qué es su Gobierno si no un ejército en armas? ¿Para qué la prudencia si es tan rentable la temeridad? Estamos a un paso de pronunciar el «alea iacta est», a la vista de la respuesta que ha tenido este secuestro de 'lo público', que es otro paso en la escalada de descomposición premeditada del orden constitucional. La televisión española ya es tierra quemada para la ciudadanía impasible y otra catapulta preparada para la batalla final.
Hacer pasar por médica a una cocinera, promocionada a administrativa, liberada sindical desde hace catorce años en un hospital sevillano –sí, una cocinera, Javier Ruiz, ni más ni menos– y darle voz con una bata blanca para que diga en directo que en la sanidad pública andaluza de Moreno Bonilla «se está poniendo en riesgo las vidas humanas», ha sido la definitiva. En Reino Unido, un episodio tan lamentable habría hecho caer a un ministro. La BBC se rige por el mandato de una Carta Real que garantiza su independencia frente a intereses políticos o comerciales. Y aun así es víctima de manipulación en este tiempo de la 'postveritá', pero rectifica.
Aquí, sin embargo, sale tan gratuito el asalto que los comisarios del engaño se permiten insistir en el error para darle apariencia verdadera a la patraña. Con todos los aditivos: simplificación, exageración, vulgarización, orquestación y saturación en tomas masivas de mañaneros, tarde y noche. Los que dicen defender lo público de la sanidad están acabando con el sentido de lo público de la televisión de todos. Ahora es definitivamente la tele de Sánchez. Y convencerán a todos de que además es lo lógico: ¿De quién depende la televisión pública?, pues eso. Si la verdad es el mayor adversario del sanchismo, hay que hacer una televisión pública a su medida.
¿Dónde los órganos de control del ente, dónde los 'viernes negros' de los sindicatos trincones ante tanta productora en labores de desinformación? ¿Dónde están los médicos, de piel tan fina frente al senador que les relacionó con los fallos del cribado -¿no son médicos los gestores hospitalarios?- y callan frente a la cocinera que receta croquetas de indignación en la tele? ¿Dónde las asociaciones de la Prensa y los colegios profesionales? Las fronteras sociales se rinden por saturación, por hastío, por miedo o seguidismo. Todo se hace irrespirable premeditadamente, porque Sánchez y su Gobierno tienen la inmundicia al límite de la boca y necesitan el caos total. A partir de ahora harán que absolutamente todo sea una mierda en ultra HD, para convencernos de que las moscas, tantos millones, no pueden estar equivocadas.
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