tribuna abierta
La pinacoteca de la calle San Fernando
La pinacoteca de la calle San Fernando es un proyecto que, siendo costoso, puede que no sea demasiado complicado
josé luis lópez marín
Conozco a Félix López Elorza, bioquímico especializado en enfermedades alimentarias, quien aseguró jocosamente a Jesús Álvarez, periodista de ABC, que con la carne sintética, de la que tanto se viene hablando, acabaremos cayendo en el canibalismo y comiéndonos a Claudia Schiffer.
Félix es un conquense ... socarrón, buen amigo y siempre dispuesto a realizar cualquier favor que necesites, taurino y muy buena gente, afincado en Sevilla, que sin renunciar para nada a su Cuenca natal, pelea por todo lo que huela a naranjo, porque ese aroma de azahar le huele a Sevilla. Me río yo de algunos de los sevillanos que presumen de querer a su ciudad con el corazón, cuando realmente solo la quieren con el bolsillo.
El pasado sábado 4 de junio, preocupado por todo lo que concierne a nuestra ciudad y conocedor de las estrecheces por las que pasa el Museo de Bellas Artes de Sevilla y la gran cantidad de obras que están distribuidas por diferentes estancias, que no se pueden exponer por falta material de espacio, Félix escribió una 'Carta al Director' en el diario ABC de Sevilla, con el oportuno conocimiento de los exponentes de estas ideas, titulada 'Pinacoteca en la calle San Fernando', en la que se ponía de manifiesto a la opinión pública sevillana y a «quien corresponda», el conjunto de pensamientos, informales por el momento, de un grupo de destacadas e influyentes personas de la sociedad sevillana que estaban reunidos en torno a una buena mesa. Ideas que versaban sobre lo que podría ser la solución a esta verdadera penuria ubicatoria que padece la segunda pinacoteca nacional y una de las más importantes de Europa. Se decantaban por el traslado del Museo de Bellas Artes hispalense a la antigua Fábrica de Tabacos, edificio infrautilizado en la actualidad, que solo cobija las Facultades de Geografía e Historia y Filología, habiendo emigrado recientemente la Facultad de Derecho de la Universidad sevillana a otras dependencias de la calle Enramadilla, en el Campus de Pirotecnia.
Las características que la antigua Real Fábrica de Tabacos reúne son idóneas para albergar un conjunto de exposiciones temporales y museos permanentes, espacios en los que se podrían reunir obras de las diferentes ramas artísticas que la ciudad posee, salones de actos, dependencias administrativas, locales de restauración, etc…
El recinto inició sus obras en 1728, y su actividad tabaquera en 1758, habiendo intervenido en su construcción ingenieros militares procedente de España y de los Países Bajos, como Ignacio Salas, redactor del proyecto inicial en 1725, Diego Bordick Deverez, que sustituyó a Salas en 1731, Sebastián Van der Borcht, que se hizo cargo de la construcción a partir de 1750, y está considerado el constructor más importante de cuantos intervinieron en la creación de la fábrica. También colaboraron aparejadores locales como Vicente Catalán, Pedro de Silva y Lucas Cintora.
Su situación geográfica entonces, igual que en la actualidad, era excelente, pues estaba situado en extramuros, junto a la Puerta de Jerez, en un lugar denominado 'Las Calaveras', por haber pertenecido a un antiguo enterramiento romano. La edificación presenta una forma rectangular, con unas medidas de 185 x 147 metros, lo que la convierte en la más grande de España, después de El Escorial. Por sus extraordinarias dimensiones, Richard Ford lo denominé en 1845 «El Escorial Tabaquero».
Félix se preguntaba en su carta si tenemos mimbres para realizar este cesto, si tenemos obras de arte para cubrir lo que serían estos espacios artísticos de 1758. Si Málaga, con un solo pintor, mucha ilusión de su gente y políticos sensatos, ha logrado crearse un excelente ambiente cultural con sus museos y salas de exposiciones, qué sería Sevilla teniendo a Bartolomé Esteban Murillo, Herrera 'El Viejo' y su hijo, Juan de Valdés Leal, Lucas Valdés, Diego Velázquez o Gonzalo Bilbao entre otros artistas, reunidos en este histórico y grandioso espacio junto a otros sevillanos ilustres de diferentes ramas del arte.
Siguiendo los pasos de mi amigo Félix López Elorza, con este escrito me adhiero a una gran idea, a «La Pinacoteca de la calle San Fernando», y animo a los sevillanos a que esta adhesión se haga patente y física a una gran causa que puede convertirse en el gran proyecto de Sevilla, en una extraordinaria fuente económica y en el refrendo que necesita la ciudad para convertirse en epicentro de un turismo selecto y cultural, que impulse el gran salto adelante que necesita Sevilla y sus museos.
La Pinacoteca de la calle San Fernando es un proyecto que, siendo costoso, puede que no sea demasiado complicado, pues la materia prima y el continente no nos faltan.
(*) José Luis López Marín es escritor y cronista taurino de COPE Sevilla
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