CARDO MÁXIMO

Aunque usted pueda pagarla...

La tentación ordenancista de un Ejecutivo metomentodo ha encontrado un nuevo filón en la emergencia energética

Era un anuncio de televisión en blanco y negro. O, al menos, lo veíamos así en casa porque el color no había llegado a nuestras vidas a pesar de los carteles de José Ramón para el PSOE en las municipales de 1979. Alguien iba apagando ... luces por el pasillo de una oficina y una voz en off, con su punto dramático, advertía: «Aunque usted pueda pagarla... España no puede». La España recién salida de la dictadura se enfrentaba al impacto de la segunda crisis del petróleo –de la primera nos libramos por la inveterada amistad hispanoárabe, o eso nos dijeron– con una campaña de ahorro que martilleaba en televisión un eslogan que se nos ha quedado marcados a quienes hemos rebasado el medio siglo. Aquella España del primer Gobierno de Adolfo Suárez era mucho más pobre que esta de Pedro Sánchez, pero no se atrevía a recurrir al decreto como se hace ahora. Lo que va de ayer a hoy.

Antes, los particulares sentían con capacidad para afrontar la factura energética, pero el pago del petróleo abrumaba al Ministerio de Hacienda. Ahora, el Estado recurre a la deuda en su huida hacia delante mientras empresas y comercios (pregunten a los empleados de unos conocidos grandes almacenes por si llevan pasado calor este verano) hace meses que empezaron a restringir el consumo para adelgazar una factura eléctrica cada vez más elevada. Pero la respuesta que le da el Gobierno es justo la contraria: en los difíciles años de la Transición, combatiendo a la vez en todos los frentes políticos, económicos y sociales antes de los pactos de la Moncloa, el Gabinete no se sentía con arrestos para imponer nada a la fuerza y se limitaba a sugerir, a proponer con buenas formas el ahorro energético para no asfixiar la economía nacional. Con una inflación en torno al 15%, se lanzó la campaña del «Precio estable» que, en realidad, se limitaba a una pegatina roja y azul en la puerta de los establecimientos comerciales.

Ahora, la tentación ordenancista –por no usar el adjetivo totalitario, que le viene hasta grande a este Ejecutivo metomentodo– ha encontrado un nuevo filón en la emergencia energética que vive Europa como consecuencia de la guerra de agresión imperialista de Rusia a Ucrania. Sánchez presume de gallear contra los alemanes en la cumbre de la Unión Europea que buscaba una reducción del 15% en el consumo energético, pero luego aprovecha el viaje para entrometerse en la 'guerra' del aire acondicionado en las oficinas: la difícil y por momentos traumática convivencia de los que siempre están acalorados con quienes soportamos verdaderamente mal el ártico inducido en nuestros puestos de trabajo.

En esa trifulca, ya he elegido bando: estoy con los del aire acondicionado a 27 grados aunque la medida venga de un presidente que busca una y otra vez cómo organizarnos la vida, la hacienda... y ya mismo, hasta el honor.

Artículo solo para suscriptores
Tu suscripción al mejor periodismo
Bienal
Dos años por 19,99€
220€ 19,99€ Después de 1 año, 110€/año
Mensual
3 meses por 1€/mes
10'99€ 1€ Después de 3 meses, 10,99€/mes

Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras

Ver comentarios