Sin acritud
Dos de cada diez
Andalucía tiene por delante el reto de que ni un solo estudiante se marche fuera al acabar la carrera universitaria
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Iniciar sesiónDato objetivo: nueve de cada diez estudiantes que acaban Bachillerato y hacen la Selectividad en Andalucía se quedan en su tierra para cursar sus estudios universitarios. Sólo uno se marcha fuera. No es mal dato. De hecho es magnífico. Ya quisieran otras comunidades autónomas. Sin ... embargo, el número crece cuando acaban la carrera. Ahí ya la sangría es mayor. De hecho se duplica. Casi 4.500 cada año. Hace un par de días podíamos leer esas cifras aquí en ABC. Fuga de talentos lo llaman. Acertadamente, porque en no pocos casos son los más brillantes los que encuentran un mejor futuro en Madrid o en el extranjero. Y ahora un dato subjetivo, subjetivísimo, pero cierto como la vida misma: todos, absolutamente todos, quieren regresar a su tierra en cuanto puedan. En el peor de los casos cuando les llegue la jubilación. Si es antes, mejor. No se marchan porque quieran, sino por una cuestión profesional. No vital. Por tanto, el reto está claro. Andalucía tiene por delante la tarea de conseguir ser tan atractiva laboralmente como cualquiera de las capitales que en Europa hubiere. No es fácil. Obviamente. Lucha directamente contra la historia. Y lo que es peor, contra potencias económicas muy importantes. Pero no es imposible. De hecho, el dato cada vez mayor de estudiantes universitarios que se quedan aquí no es casual. Es fruto de muchos años de trabajo para ofrecer cada curso más titulaciones, mejores campus, mayor nivel académico. Y -muy importante- precios competitivos y una buena combinación de universidades públicas y privadas.
Las bases se están poniendo, aunque aún queda un larguísimo camino por recorrer. En ese camino nuestros jóvenes deben encontrar una industria potente, con las energías renovables como uno de sus puntales, unidas a la aeroespacial y la aeronáutica. Un turismo ordenado y de calidad. Unas infraestructuras modernas que permitan un mayor desarrollo del comercio. Un sector primario modernizado que resulte atractivo para las nuevas generaciones. Por supuesto un protagonismo especial de las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial. Amén de una oferta de vivienda que les permita iniciar un plan de vida para disfrutarla en su tierra. No queremos que nuestros hijos sean los protagonistas de aquel mítico anuncio de 'Vuelve a casa por Navidad'. Andalucía es la mejor tierra del mundo. Si le pregunta usted a ChatGPT le dirá que Noruega o Suiza o cualquier país del norte de Europa. Pero cualquier ser humano con alma sabe que no. Es Andalucía. Por tantas cosas que no vale la pena ponerse a enumerarlas. Pero es cierto que de nada sirve tener el mejor clima, las mejores playas y paisajes, la mayor riqueza cultural o gastronómica que quepa imaginarse si no somos atractivos para las nuevas generaciones. En realidad lo somos. Pero debemos serlo aún más. Debemos conseguir que esos dos de cada diez que se marchan a trabajar fuera se queden. Después de décadas de ostracismo, de discriminación, de complejo de inferioridad, ahora estamos en disposición de aspirar a lo máximo. Ya viajarán en vacaciones. O cuando se jubilen, por puro placer. No para recuperar el tiempo perdido tantos años lejos de su tierra.
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