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Pásalo

La pureza europea

Nuestro elenco progresista comparte similitudes detestables con Trump

Felix Machuca

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Tiene la zurda exquisita europea la nariz respingona y un mirar por encima del hombro a todo lo que no comulgue con su fe política que, o la compartes, o te señalan. Como si fueras un ser inferior, hijo de una casta nacida para inspirar ... el desprecio. Su concepción del mundo es única, exclusiva y moralmente irreprochable. La encarnación del bien moral y político, que ondean como la única forma de progresismo y felicidad del pueblo. Esa especie de supremacismo continental, en España, se exacerba cuando hay elecciones en los yunaites. Donde el demonio es republicano y el santo grial demócrata de toda la vida. Una vez más, en las recientes elecciones que ha ganado el rubio pendenciero que se peina hacia adelante, hemos vuelto a ver en cierta clase política y periodística esa proyección absolutamente atacada por un avenate de superioridad divina, que convertía a Kamala en una redentora y a Donald en las siete plagas de Egipto. La progre y el facha. La razón y el fanatismo. Setenta y un millones de votos nos obligan a pensar muchas cosas.

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