pásalo
La gracia de Puigdemont
El Washington Post descredita la política española secuestrada por disidentes
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Iniciar sesiónMAE West, aquella rubia platino con fama de mujer fatal, pero deliciosamente ocurrente, dejó un par de frases para demostrarnos que ser rubia no es sinónimo ni de cortita ni agradaora, aunque a la vicepresidenta Yolanda Díaz, nada más ver al prófugo, se le hiciera ... la trasera pepsicola y riera mismamente como si se hubiera encontrado con un Cassen resucitado. La West, inspirada por la malicia ambiente de los baretos de Hollywood, señaló que «las chicas buenas van al cielo pero que las malas…van a todas partes». Tampoco fue mala esta otra que pide letras de neón sobre la fachada del Congreso español: «He perdido mi reputación pero lo cierto es…que no la echo en falta». La mandaron a Bruselas para que oliera, gran olfato el suyo por naturaleza, el aroma de las coles soberanistas que tiene en la olla el prófugo Puigdemont. Y al olerlas debió pillar un colocón del 9 porque, nada más verlo, se deshizo en risas y sedosas maneras, como si las coles llevarán un añadido excesivo de hierbas de la risa. Reírse con Puigdemont es de nota. Porque de compás no da ni para bailar una sardana y cuenta chistes que maldita sea la gracia. Pero allá fue la rubia vicepresidenta, para demostrarnos que las chicas buenas van al cielo y las malas a todas partes…
Los chistes de Puigdemont son los que deberían haberle helado la sonrisa a la vicepresidenta, porque a chiste suena lo de apoyar la investidura de Sánchez previo pago de una amnistía, para seguir después con el referéndum y la unilateralidad. O sea, seguir empalmando octubres golpistas hasta que el cuerpo aguante. Para saberlo sobraban alforjas y el viaje. Porque el prófugo sobre el que gira el futuro de esta nación por empeño de Pedro Sánchez es tan transparente como la piel de mariposa. El Washington Post lo sabe y ha titulado que España está secuestrada por una facción de extremistas regionales disidentes. O sea, una banda de golpistas a los que se les aplica coloretes para sacarle a su duro rostro soberanista un color más decente que apañe un pacto. Por ahora, con semejante petición, a Sánchez no le salen las cuentas de la investidura. Aunque debe tener una camada de conejos en la chistera…
El problema no es lo que pida Puigdemont. Si no en que están buscando fórmulas para que siete diputados de Junts nos organicen la vida. Es la tiranía de los débiles haciéndose fuerte con aritméticas políticas perversas. Dicen que quieren desjudicializar Cataluña. Y una facción de extremistas regionales, como dice el Washington Post, lo está dando todo por conseguirlo mientras la blanquean. El prófugo lo ha dejado clarinete: O nuevas elecciones o pacto. O plata o plomo, que decía Escobar, y no precisamente al que le robaron el carro…Los extremos se tocan y una comunista cuqui, vicepresidenta de un gobierno de progreso, ha firmado con la derechona más cobarde y saqueadora de la Península, la que huyó por los tejados para no defender la asonada que perpetraron, una escena digna de un vodevil para hacer suya aquello de las chicas buenas van al cielo, las malas a cualquier sitio… Una nación que no tiene fuerza para salvarse de un nueve por ciento de saboteadores, también puede acabar en cualquier sitio...
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