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pásalo

La gracia de Puigdemont

El Washington Post descredita la política española secuestrada por disidentes

Felix Machuca

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MAE West, aquella rubia platino con fama de mujer fatal, pero deliciosamente ocurrente, dejó un par de frases para demostrarnos que ser rubia no es sinónimo ni de cortita ni agradaora, aunque a la vicepresidenta Yolanda Díaz, nada más ver al prófugo, se le hiciera ... la trasera pepsicola y riera mismamente como si se hubiera encontrado con un Cassen resucitado. La West, inspirada por la malicia ambiente de los baretos de Hollywood, señaló que «las chicas buenas van al cielo pero que las malas…van a todas partes». Tampoco fue mala esta otra que pide letras de neón sobre la fachada del Congreso español: «He perdido mi reputación pero lo cierto es…que no la echo en falta». La mandaron a Bruselas para que oliera, gran olfato el suyo por naturaleza, el aroma de las coles soberanistas que tiene en la olla el prófugo Puigdemont. Y al olerlas debió pillar un colocón del 9 porque, nada más verlo, se deshizo en risas y sedosas maneras, como si las coles llevarán un añadido excesivo de hierbas de la risa. Reírse con Puigdemont es de nota. Porque de compás no da ni para bailar una sardana y cuenta chistes que maldita sea la gracia. Pero allá fue la rubia vicepresidenta, para demostrarnos que las chicas buenas van al cielo y las malas a todas partes…

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