tribuna abierta
Oquedad semántica
La manipulación lingüística para atrapar a los incautos parece haberse acentuado con la creciente «marginación» de la lectura
Antonio Narbona
Tanto la Red Panhispánica de Lenguaje Claro y Accesible (Red-PHLCA) impulsada por la RAE y la ASALE parecen encaminadas a alcanzar la claridad sobre todo en el lenguaje jurídico y administrativo. Bienvenida sea la nueva «Red» académica, siempre que no se pierda de vista ... que a las claras se puede escribir, y hablar, de maneras diferentes, y ninguna mejor por estar «reglada» desde instancias externas. Pero no confío mucho en que con proscripciones, prescripciones y recomendaciones externas se llegue a ganar en claridad. Y es posible que algunas iniciativas anteriores similares, por ejemplo, los encuentros EnClaro, que se vienen celebrando periódicamente, acaben teniendo el efecto contrario a la «popularización» y democratización que persiguen, como suele ocurrir siempre que se pretende igualar «por abajo». A lo que hay que aspirar es a que todos accedan a comunicaciones en que la sustitución de expresiones técnicas o específicas por otras de uso común haga gana en claridad y en eficacia, sin que la búsqueda de la «llaneza» haga caer en la 'trampa' (una de las acepciones de «red») de la intransigencia, por ejemplo, en el rechazo de extranjerismos que, lejos de enturbiar, son más precisos que vocablos patrimoniales «equivalentes», si los hay.
Por razones de espacio, me limitaré a uno solo de los muchos casos en que hace falta acentuar la claridad, no porque presente especial «confusión», ni siquiera porque el ruido (lo opuesto a la claridad) enturbie la comprensión, sino porque la aparente «transparencia» no es más que tapadera con que se camufla la absoluta oquedad semántica. Me refiero a la sobreabundante bibliografía generada por modernos «salvadores» que, con sus «manuales de autoayuda», tratan de dar respuestas a las eternas preguntas que nadie deja de hacerse, y que podrían resumirse en «¿qué soy yo, cómo he llegado hasta aquí y cuál es el sentido de mi existencia?» El propósito de E. Tolle, autor de 'El poder del Ahora', obra subtitulada en la portada 'Una guía para la iluminación espiritual' y en el interior 'Un camino hacia la realización espiritual' (como se ve, sólo coinciden en el adjetivo espiritual), y definida como «curso de meditación» y de «auto indagación», es «mitigar el dolor, el sufrimiento y la ansiedad» y «contribuir a la urgente tarea de transformar la conciencia humana». Pese a advertir en sus primeras líneas que las «experiencias» que tienen que ver con los procesos mentales «no se pueden transmitir con palabras», el libro –que, hasta 2020, había sido traducido a 33 idiomas, y del que se habían vendido más de 6.000.000 de ejemplares- tiene 220 páginas. Lo primero con que se topa el lector es el relato de cómo surgió: «Hasta los 30 años, me encontraba en un estado de ansiedad constante, salpicado ocasionalmente por periodos de depresión suicida. Una noche desperté con una sensación de pavor absoluto. De repente, dejé de sentir miedo y me dejé caer en el vacío de mi interior. Me despertaron los trinos de un pájaro junto a mi ventana […]. Caminé por la ciudad con un sentimiento de absoluto asombro ante el milagro de la vida, como si acabara de nacer. Durante los cinco meses siguientes viví en un profundo estado de paz y dicha ininterrumpidas». ¿Hay alguien que no quiera vivir, no cinco meses, sólo unos días de tan placentera «milagrosa» felicidad? Las «perlas» no dejan de sucederse: «cuando escuchas un pensamiento, no sólo eres consciente de ese pensamiento, sino también de ti mismo como testigo del pensamiento»; «una emoción suele ser un patrón de pensamiento ampliado y energetizado [sic], y como su carga energética a menudo es abrumadora, no resulta fácil mantener la presencia necesaria para observarla»; etc. Especialmente «decepcionante» es cómo contesta a la cuestión central «¿Cómo sabré cuándo me he rendido?»: «Porque no necesitarás seguir haciendo preguntas». ¡Y yo que creía que nadie, no sólo los niños, puede vivir sin hacér(se)las continuamente!
La manipulación lingüística para atrapar a los incautos, que se ha dado siempre, parece haberse acentuado con la creciente «marginación» de la verdadera lectura, la que durante siglos ha venido permitiendo acceder al conocimiento. No extraña que en estos escritos de «autoayuda» se recomiende su interrupción cada cierto tiempo, y que cada lector la retome, por donde quiera, cuando de nuevo sienta necesidad o simplemente le apetezca. Poco importa que se haga de modo parcelada y deslavazado, pues así se consigue mejor que pasen inadvertidos tanto los párrafos huecos («a medida que te haces más consciente de tu realidad presente, puede que comprendas repentinamente por qué tu condicionamiento funciona de una manera particular») como los que, además, son difíciles de «digerir»: «cuanto más preciso sea el seguimiento que hagas de tu estado interno emocional y mental, antes sabrás que te has dejado atrapar en el pasado o en el futuro, es decir, en la inconsciencia, y más rápido despertarás del tiempo al presente». La verdad es que esta especie de túnel del tiempo desde lo ya vivido o lo aún por llegar (como si diera lo mismo) hasta lo actual no está tan lejos del hay que vivir el presente o del coloquial vivir al día.
¿A qué se debe, entonces, el «éxito» de estos «manuales»? Como de la mente humana sé muy poco, me atrevo a aventurar una pista desde la «lingüística». Son «textos» (¿) en que las palabras van vaciándose de significado, para que los «predispuestos» a «encontrar» aquello que ansiosamente buscan las «rellenen» a su gusto. Crear en los lectores la «ilusión» de ser los que «deciden» el sentido no es una argucia muy original, pero -por lo que se ve- sí muy «rentable».
Catedrático Emérito de la Universidad de Sevilla y Vicedirector de la RASBL
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete