LA TRIBU
La tele-le
El peor de los veranos no nos llega del sol, nos llega de la tele. El televisor es telecalor
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Iniciar sesiónEs para cantar la soleá del desesperado: No nos mataron entonces treinta veranos al sol, y nos va a matar la tele con tanto hablar del calor. No se cansan, no se aburren, no tienen «jartancia»: desde las trincheras de los estudios con aire acondicionado, ... empiezan a hablar del calor desde antes del amanecer, y es la medianoche y siguen hablando. ¡No vamos a tener calor...! Si se pusieran en este plan en Nochebuena, sudaríamos en la cena aproximadamente familiar. Aburren a cualquiera, hartan al mismísimo sol. Estos de la tele —todos, no se salva ni uno— se ponen en este son frente al Perito Moreno y en el Lago Argentino se originaría un tsunami, porque lo derretirían, se aburriría el glaciar y caería rendido, fundido.
Como si no hubiera otras noticias. Van a jierro. Enciende usted la tele y aparece el mapa con los colores de la temperatura, y por aquí nos toca siempre el rojo infierno, no nos escapamos. Y si todavía no hace calor, lo anuncian, como si les hubiésemos encargado que nos dieran el pregón del Calor: «Ayer y hoy se han mantenido menos exageradas las temperaturas, pero a partir de la semana que viene llegaremos a los cuarenta y seis grados…» Bien, de acuerdo, lo entiendo. ¡Pero me quieren dejar tranquilo hasta que llega ese fuego de los cuarenta y seis, sentrañas mías, que parece que queréis hacer un espeto de andaluces en los informativos y magazines, coñi...! A jierro. No a hierro, que suena, por correcto, peor; no, a jierro. Todos. El que menos usted se imagina, cuando está hablando, por ejemplo, de cultura, ya sea una exposición de pintura o la presentación de un libro, se para un momento y dice: «Se espera una buena asistencia de público…, si el calor no lo impide, porque parece que para ese día las temperaturas van a subir por encima de los cuarenta y tres grados…» Y la ola de calor. Esa es la frase, ola de calor. «Hemos pasado una ola de calor…» «Estamos pasando una ola de calor…» «Mañana empezará una ola de calor…» El peor de los veranos no nos llega del sol, nos llega de la tele. El televisor es telecalor. Se les terminó el bucle de la sequía, el andar asustándonos con el nivel de los pantanos, y ahora se lían con el calor, que si días infernales y noches tropicales… Da miedo, no ya salir, da miedo poner la tele. Está usted tan a gusto en casa, fresquito, con el ventilador, enciende la tele y por la tele le entran los fantasmas del fuego que incendian su casa, le amargan el descanso, le quitan las ganas de tomarse una copita con una tapita… Y viene el contagio, y en la calle, en la tienda o en el banco, la extensión de la tele: «Po dice er televisó que esto no es ná, que lo gordo empieza mañana…» Nos van a matar de un 'tele-le' de calor.
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