La Tribu
Un cachito
No dicen minifundio, ni pegujal, ni aranzadas o unas fanegas; dicen «un cachito tierra»
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Iniciar sesiónEntre los hombres del campo tuvo siempre un significado allende el natural del diminutivo, y ese significado lo graduaba el tono de voz y lo convertía en sencillez, favor, humildad o lástima, que no era lo mismo cuando un padre, sentado a la mesa, decía « ... dame una mijilla pan», que la voz de la gitana que sonaba en el zaguán de las casas con aquel repetido «dame un cachito pannnn…», »dame un poquito aceiteee…» Ni sonaba lo mismo que el de aquella invitación a compartir un rato de tertulia, «anda, siéntate una mijilla…» El diminutivo tiene una fuerza especial, única, en la voz de nuestra gente, que incluso al acercarnos a un mostrador va incluido el por favor en el diminutivo de, por ejemplo, «¿me pone un vasito agua…?» Obviamos la preposición, y decimos «un cachito pan», «un vasito agua», «un poquito aceite» y queda dicho y entendido. Tanto como cuando la gente de la labor dice «un cachito tierra». No dicen minifundio, ni pegujal, ni unas aranzadas o unas fanegas; dicen «un cachito tierra», y esa dimensión no está sujeta a más metro que el del cálculo del entendimiento general. Todos saben que un cachito tierra no es ni muy grande ni muy chico, sino… «un cachito tierra».
Sigue la guerra de los mercados, el sufrimiento de agricultores, ganaderos y consumidores frente a las exigencias de la gente de las firmas y las disposiciones. El gran mundo, el mayor latifundio, ya sea de extensiones ganaderas, agrícolas o de oficinas acristaladas. Y el hombre rural, que lleva en la sangre una honrada y humilde herencia de laboreo, hace de la necesidad virtud y un huerto de cualquier cachito tierra. Así, asoman los minifundios rurales, corrales convertidos en productiva tierra, azada y semilla, hoyo y plantación, agua y sol, y paciencia, y un corral de cincuenta metros cuadrados convertido en finquita de producción para bastarle a una familia entre huevos de las gallinas, leche de las cabras, hortalizas, verduras, frutales… Un cachito tierra. Una despensa viva para no depender tanto de los grandes mercados ni temerle tanto a la escasez, y de paso, mascar sabiendo lo que se come. Un cachito. Lo importante, resumido en la mínima expresión.
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