La tribu
Bisiesto
Por hacer un macabro juego de palabras, del Medio Ambiente hemos pasado al Miedo Ambiente
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Iniciar sesiónPodrías empezar tu vida rompiendo el refranero, «Año bisiesto, año siniestro», que no estamos para más penas, que ya está bien de sacrificios, de tortura, de castigo, de penitencia… ¿Tan grande es nuestra culpa, tan grave? Acuérdate del plan de tus hermanos anteriores, de este ... tiempo contrario que cuando llegó parecía huésped de cuatro días y está conviviendo –conmuriendo– con nosotros noche y día desde hace varios años. Este tiempo que nos da de comer espinas, y en los postres, alfileres. ¿Es que no te basta la cara de la tierra? Tendrías que bastardear, te lo pedimos: rómpete a ti mismo, desobedécete, no cumplas tu torcida naturaleza, enmiéndate, fúndete de nuevo como campana de mal son.
Miro la tierra –toda la tierra, la cultivada y la que asoma espontánea, la que se ha atrevido a salir y la que tiembla de pensarlo– e, inevitablemente, recuerdo la rima de Bécquer: «…feliz, risueña, impávida. ¿Y por qué? / Porque no brota sangre de la herida. / Porque el muerto está en pie». Sí, es por eso, porque el muerto –el campo– está en pie, está en pie sostenido por débiles manos de jugos, por viejos hilos de agua, marioneta al fin que no aguantaría una orden de baile. Te lo confesamos, recién nacido año bisiesto: tenemos miedo, miedo de ti y miedo de todo. Por hacer un macabro juego de palabras, del Medio Ambiente hemos pasado al Miedo Ambiente. Nos da miedo pisar, clavar la herramienta, echar la semilla y verla nacer, miedo a que se rompa antes de enderezarse, a que un revés la ciegue antes de abrir los ojos, a que un solano la cercene antes de que la levante un sol hermoso y amigo. Tenemos miedo, sí. ¿Tú has visto cómo algunos animales se encogen o huyen cuando alguien les levanta la mano para darles de comer? Así nosotros, porque estamos ya muy escarmentados, y cuando vemos que la mano del tiempo se levanta, siempre creemos que es para golpearnos con una nueva desgracia, nunca para favorecernos. Cambia tú la costumbre, el refranero, el recelo empírico de la gente del campo, y bastardea, año bisiesto. Hazlo siquiera por la necesidad que tenemos la gente de la tierra de saber que no estamos solos, de que hay alguien allá Arriba que, aunque tarde, siempre contesta.
antoniogbarbeito@gmail.com
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