LA ALBERCA
Las vísperas de la Feria
¿Hay presemana Santa? ¿Por qué nos obstinamos entonces en llamar a esto preferia? Eso es antisevillano

Este empeño en llamar preferia a las vísperas de la Feria es antisevillano. Si no hay presemana Santa, ¿por qué nos obstinamos en que haya preferia? Sevilla es la ciudad de la espera. Mejor dicho, de la Esperanza, que va a ser restaurada por Arquillo. ... Nada aquí tiene valor verdadero si carece de prólogo. Es más, a Sevilla le pasa como a las novelas que comentó Vargas Llosa: no son pocos los casos en los que el prologuista supera al autor. Aquí se llega a un punto en el que uno no sabe si lo más auténtico es la víspera o el festivo. Pero en el caso de la Feria de Abril, este año de Mayo, ni siquiera existe esa duda. Por eso los rancios del real hemos defendido el formato de toda la vida. ¿Qué es esto de que se oficialice el preámbulo? En estos años en los que el Alumbrado ha sido en sábado hemos perdido el limbo fantástico de los días previos, esa permanente sensación de estar al límite de lo prohibido cuando el casetero despacha sin que el techo esté terminado. Ya sé que esto es un romanticismo malaje, pero también es pertinente aclarar que una caseta cuesta un riñón y que a los paganinis nos gusta ver cómo se levanta ese tinglado mágico, tener unos días de ventaja sobre el resto detrás de las lonas. No se trata de cerrar las puertas a nadie. Discrepo con los que apuestan por una Feria excluyente. Yo creo en todo lo contrario, en la apertura de brazos, en la hospitalidad. Pero sin olvidar que la caseta es, durante una semana, la casa que se han construido durante el resto del año varias familias con mucho sacrificio. Que pagar la cuota en agosto es duro. Y un poco de intimidad antes de que empiece la fiesta también es legítima.
Con el formato de dos fines de semana se ganaban muchas cosas, sobre todo desde la perspectiva turística, pero se perdía un poco de autenticidad local. Sé también que este argumento tendrá una oposición firme en quienes sostienen que la Feria está privatizada y tendría que ser de todos, pero eso que se lo cuenten a las casetas de los distritos, que están de bote en bote estos días, o a las de los partidos políticos que piden más casetas públicas. Hablamos de cosas distintas. Por su idiosincrasia, la Feria es un recinto que se pone en marcha gracias a la inversión particular de miles de sevillanos. El Ayuntamiento pone el suelo a disposición, por supuesto, pero también cobra unas tasas, es decir, obtiene ingresos que luego puede invertir en otras necesidades. Así que esa discusión no es tan simplista. Y en segundo lugar me encontraré con la discrepancia pública de Carlos Herrera, firme defensor del formato ferial de sábado a sábado aunque ya sabemos que él no pisa el albero. Pero esto quizás podamos hablarlo en la preferia a oscuras y sin corbata mientras se cuelgan las cornucopias. Así mañana, cuando se encienda la Portada y las freidoras empiecen a dejar caer su rocío sobre nuestras chaquetas, ya tendremos aclarada la discusión antes de que las atenciones a los invitados nos den ajetreo y tengamos que dejar la conversación a medias.
(Aclaración: el que se tome esto en serio que pida un refresco, que ya no está para más mollate).
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