La Alberca
El sindicato de los enchufados
Defender a los colocados sin titulación en la Faffe es lo que faltaba después de las condenas por facturas falsas
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Iniciar sesiónLo único que le faltaba ya a los sindicatos andaluces para mancillar del todo su imagen es hacer una huelga para protestar por los despidos de la Faffe. El mundo al revés. Se supone que las organizaciones sindicales tienen la obligación de proteger los derechos ... de los trabajadores, por lo que deben perseguir a los que practiquen intrusismo, estén cobrando un salario sin tener cualificación acreditada para el trabajo que desempeñan o hayan sido colocados de forma nepotista por razón de parentesco o afinidad política. Cuando todo esto se produce, además, en una administración pública, la reacción sindical debe ser aún más agria porque su deber es dar ejemplo. Sin embargo, cuando la Junta de Andalucía ha dado por el fin el paso de poner en la calle a 23 enchufados de la Faffe que entraron en este organismo gracias al dedo de políticos cercanos sin tener la más mínima titulación para ello, los sindicatos se han levantado en armas. Y eso nos lleva a hacernos una pregunta muy directa: ¿están defendiendo los derechos laborales o están haciendo política partidista? Un juez investiga actualmente la colocación arbitraria de 83 militantes y familiares socialistas en la Faffe sin procedimiento público de contratación, es decir, sin cumplir los principios de igualdad y libre concurrencia. Ese método dejó en la calle a otros tantos andaluces que sí se habían tomado la molestia de formarse y, de haber podido concursar libremente, habrían hecho un trabajo mucho más beneficioso para los andaluces que el que hacen los enchufados ineptos, que han estado cobrando del erario todos estos años sin aportar nada a la sociedad que les paga la nómina. Su único currículum era el carné del partido. Y en lugar de combatir eso con todas sus fuerzas para dar oportunidades a los ciudadanos bien formados, los sindicatos se rebelan contra la Junta de Andalucía. Ver para creer.
Después de haber visto cómo los enlaces sindicales mediaban en los ERE para colocar intrusos —Juan Lanzas, de Comisiones Obreras, llegó a juntar dinero «para asar una vaca»— y de presenciar cómo se iba por la gatera el dinero de los cursos de formación —los enchufados no estudiaron ni eso—, ahora se nos presentan combativos contra un gobierno que, de una vez por todas, ha cogido el toro de la dignidad y de la justicia por los cuernos. La Audiencia de Sevilla condenó a tres años de cárcel a cinco excargos de UGT, entre ellos al que fue secretario general Francisco Fernández, por el caso de las facturas falsas con las que intentaron justificar las subvenciones públicas que recibían para formación. Está claro que la preparación académica de los trabajadores no es su fuerte. Pero este descaro de la Faffe se les ha ido de las manos. En el comité de empresa de este chiringuito entró también un curioso sindicato formado por los propios trabajadores de la citada Faffe, que el juez considera que se conformó mayoritariamente por enchufados. Me quito el sombrero.
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