La Alberca
El ejemplo del Villamarín
Sevilla se ha acostumbrado a proyectos que tardan 40 años en desbloquearse, necesita buena gestión
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Iniciar sesiónLa SE-40 se terminará de construir en el año 2035 si, con suerte, se mantiene el ritmo actual de las obras. Eso significa que la circunvalación metropolitana de Sevilla habrá tardado en estar íntegramente operativa 28 años desde que se puso la primera piedra. ... La sustitución de los tirantes del puente del Centenario lleva una cadencia similar. Y no hablemos del metro, que a este paso tendrá culminada su red completa un siglo después de su primer anuncio. También podemos citar el canal de la Expo, la conexión por tren al aeropuerto, el tercer carril entre Sevilla y Cádiz, la ampliación del Museo de Bellas Artes, la rehabilitación del Arqueológico, las Atarazanas... Los tiempos de obra civil en Sevilla son un espanto para la atracción de inversiones y, sobre todo, para el desarrollo de la ciudad. Por eso es noticia que José Luis Sanz haya sido capaz de desbloquear en sólo 141 días la culminación del estadio Benito Villamarín después de casi 20 años de papeleos en los despachos. A Sevilla le hace falta un chute de gestión como el comer, un modelo político basado en la puesta a punto de la burocracia para que llevar a cabo un proyecto motor sea sencillo y rentable. Ya está bien de dibujitos. Nos presentaron diseños maravillosos sobre los túneles de la SE-40 que nunca tuvieron la menor opción de ejecutarse. Nos han vendido mil cuentos imposibles porque teníamos una Gerencia de Urbanismo elefantiásica incapaz de sacar adelante un expediente en un plazo razonable. Y lo que realmente hacía falta era un diseño completamente nuevo de la gestión interna, no tantas recreaciones por ordenador. El alcalde ha tenido errores en los toldos, en asumir el tranvibús de Sevilla Este que le dejó el anterior gobierno o en la mejora de la limpieza, que no se está notando tanto como prometió. Pero hay que reconocerle que en dos años de mandato le ha dado un vuelco a la dinámica administrativa incorporando un segundo secretario, fundamental para agilizar los proyectos en marcha, y reconstruyendo el funcionamiento de Urbanismo. Cuando Sanz llegó a la Plaza Nueva el Villamarín estaba abandonado en un cajón, igual que el Pizjuán. Se sentó con los dos clubes, les puso deberes y aquí están los resultados. Desde que el Betis registró los papeles del nuevo estadio hasta la concesión de la licencia han pasado sólo 141 días, lo que demuestra que se trataba únicamente de tener voluntad política de hacer las cosas y ganas de trabajar.
Seguramente veremos meteduras de pata en próximas operaciones municipales porque nadie está libre del error, pero es incuestionable que esta ciudad tenía un problema muy serio de gestión y que esa dolencia se había convertido en una excusa para todos los políticos. El ejemplo del Villamarín rompe esa inercia y abre un nuevo horizonte de esperanza. Si se trabaja, se puede. Pero no bajemos las defensas. No vaya a ser que con un solo caso nos conformemos. Sanz tiene todavía dos años hasta las elecciones para demostrarnos que Sevilla se puede limpiar mejor. Ánimo.
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