La Princesa Amalia visita los 7.000 tulipanes que regaló a Madrid, la ciudad que la protegió de la Mocro Mafia

Cinco meses después de ser plantados, la heredera de la Casa Orange regresaba a la capital esta mañana para visitar este jardín. «Esta es una manera muy holandesa con la que quería agradecer a todo el mundo que ha asegurado mi seguridad y bienestar en Madrid», declaró la Princesa Amalia frente al jardín de tulipanes, del que ahora disfrutarán los madrileños.

Los periodistas que asistieron al acto no dejaron de hacerle fotos y de lanzarle preguntas y comentarios. Cuando le dijeron que los tulipanes eran muy bonitos, la Princesa –con naturalidad y desparpajo– contestó que «los tulipanes siempre» y, con un acento que delataba sus raíces argentinas, hizo un comentario sobre «el espléndido» sol que había salido esta mañana «¡gracias a Dios!». Descubrió la Princesa una placa donde se podía leer «Muchas gracias por mi tiempo en Madrid. ¡Disfruten de los tulipanes!».

A su lado, el alcalde presumió de haber plantado alguno de esos bulbos él mismo el pasado mes de noviembre, cuando la Princesa los hizo llegar a Madrid por mediación del embajador de los Países Bajos en España, Roel Nieuwenkamp.

«A los madrileños nos conmueve que la Princesa haya tenido este detalle», aseguró Almeida, quien destacó que el jardín de tulipanes se ha plantado «en un lugar muy especial», a escasos metros del Palacio Real de Madrid. «Es un gesto extraordinariamente amable», reiteró, al tiempo que apreció que «entre Madrid y Ámsterdam hay 1.500 kilómetros» y que «estos tulipanes hacen que no haya distancia».

La estancia de la Princesa Amalia en Madrid fue «tan discreta» que el alcalde reconoció que se enteró cuando ya había concluido. «Cuando ella ya no estaba aquí, me enteré porque vino a verme el Embajador porque ella quería correspondernos con este jardín», comentó. Y añadió: «Hoy la Princesa me ha mostrado su agradecimiento a la ciudad, donde pasó un tiempo extraordinario y se ha mostrado agradecida porque en un momento muy difícil de su vida ella pudo estar aquí».

La heredera de los Países Bajos estrenó así su agenda internacional en solitario, en una ciudad a la que debe su bienestar y seguridad –«en un tiempo difícil»– y con un acto que duró media hora. Desde primera hora de la mañana el ajetreo de fotógrafos, periodistas y seguridad en las inmediaciones del jardín de tulipanes fue continuo. La cancelación de este acto por parte del Ayuntamiento de Madrid el pasado viernes, generó cierta confusión y no se sabía si la Princesa Amalia vendría o no a Madrid, aunque la convocatoria para este acto la realizó hace un par de semanas la Embajada de los Países Bajos en España.

Según pudo saber ABC, la Casa Real neerlandesa nunca planteó cancelar el acto, simplemente desde la Embajada prefirieron controlar ellos toda la convocatoria para tener registrados a todos los medios que asistirían. Solo desde Países Bajos llegaron ayer a Madrid quince medios de comunicación, a los que se sumaron corresponsales y medios españoles.

A la una del mediodía, la Princesa Amalia llegó en coche hasta la puerta de Santiago del Palacio Real de Madrid, donde la recibió Almeida. Junto al alcalde de la capital, la heredera recorrió los 150 metros que separan la residencia oficial de la Familia Real del pequeño jardín de tulipanes donde se plantaron los bulbos que esta primavera han florecido por primera vez. Después de unas largas semanas de lluvia en Madrid, hoy las temperaturas han alcanzado los 20 grados y la luz en la capital ha hecho que los tulipanes den mucha más alegría a la plaza.

La Princesa Amalia considera «un privilegio» el año que pasó en Madrid. La ciudad la acogió con la misma calidez que a todos los que llegan de fuera y no tardó en considerarla su hogar. Aquí compartió piso junto a una íntima amiga suya y se sintió libre, una sensación que no había podido experimentar durante los meses previos a su llegada.

Fue en octubre de 2022 cuando, a punto de instalarse en Ámsterdam junto a un grupo de amigas para completar sus estudios universitarios, la Princesa Amalia comenzó a recibir una serie de amenazas que llevaron a sus padres a tomar la decisión de restringir sus movimientos al máximo. Hasta tal punto que solo abandonaba el palacio Huis ten Bosch, en La Haya, para acudir a la universidad en Ámsterdam. El cambio fue tan radical que, meses después, reconoció que le estaba costando. «Seré sincera: todavía lo estoy pasando muy mal. Echo de menos la vida de estudiante, pasear por la calle, entrar en una tienda sin problemas... y espero que las cosas cambien lo antes posible», confesó durante un viaje oficial junto a sus padres al Caribe.

Después de aquella Navidad, ya en 2023, cuando las amenazas habían disminuido pero todavía no tenía mucha libertad de movimiento, la Princesa Amalia se instaló en Madrid, donde vivió durante un año mientras completaba su formación académica y estudiaba un curso en una universidad privada. Durante este tiempo, era fácil ver a la heredera de los Orange en los restaurantes de moda de la capital y en algunas salas de fiesta, siempre acompañada por alguna amiga y una escolta discreta. En una ocasión se la vio junto a la Reina Máxima paseando por la calle Serrano.

Aunque había rumores sobre los motivos que la habían llevado a instalarse en la capital, no se conocieron de forma oficial hasta abril del año pasado, cuando en el marco del viaje de Estado de Felipe VI y la Reina Letizia a los Países Bajos, el Rey Guillermo agradeció públicamente a los Reyes en la cena de gala ofrecida en su honor en el Palacio Real de Ámsterdam que hubieran acogido en España a su hija Amalia.

«El año pasado, las circunstancias hicieron que [nuestra hija mayor, Amalia] residiera en Madrid. Desde allí pudo continuar con sus estudios en la Universidad de Ámsterdam. Todo ello fue posible gracias a la afectuosa dedicación de un gran número de sus conciudadanos y de Sus Majestades». Con estas inesperadas palabras, el Rey Guillermo confirmó que su hija había recibido amenazas de la Mocro Maffia. Un año después, su hija ha agradecido en público ese tiempo en Madrid que, pese a las circunstancias, ya forma parte de sus mejores recuerdos de juventud.