El ocaso de Cristina Blanco, madre de Miguel Ángel Muñoz: de vidente más famosa de la televisión a vivir en una residencia con una pierna amputada

La madre de Miguel Ángel Muñoz se desplaza en silla de ruedas y reside, como mencionamos anteriormente, en una residencia a solo 90 kilómetros de Madrid. Tras recibir el alta hospitalaria, Miguel Ángel Muñoz se aseguró de encontrar un lugar donde su madre pudiera recibir los mejores cuidados y disfrutar de todas las comodidades disponibles. «No la ha dejado sola en ningún momento y ha acudido a todas y cada una de las reuniones con sus médicos para conocer de primera mano los datos sobre su evolución«, reconocen personas cercanas a Miguel Ángel Muñoz a la revista 'Semana'. Esta residencia, con un costo mensual aproximado de 1.500 euros, no es accesible para todos. Sin embargo, es el actor quien se encarga de cubrir estos gastos.

El impacto de Cristina Blanco en el mundo de la futurología fue tan notable que se convirtió en la vidente de confianza de María Teresa Campos. Juntas colaboraban en el programa de Telecinco. Entre sus clientas, que incluían a reconocidas personalidades sociales, se destacaban Carmen Borrego, Terelu Campos, Belén Esteban, Lara Dibildos, entre muchas otras.

La futuróloga también ofrecía sus servicios a la élite de Marbella, cobrando sumas exorbitantes por sus predicciones. Llegó incluso a escribir un libro 'Consejos mágicos de Cristina Blanco'. Sin embargo, a pesar de su reconocimiento en la televisión y fuera de ella, el fraude de la vidente fue descubierto de manera repentina.

En 2001, una cámara oculta puso en entredicho la relación de la mística con los famosos, y seis años más tarde, Cristina Blanco se vio involucrada en un controvertido caso judicial. Fue acusada de sustraer tarjetas de crédito de los clientes de un hotel en Marbella. Como resultado de esta acusación, Cristina Blanco fue condenada a 16 meses de prisión, pena que no llegó a cumplir al no contar con antecedentes penales.

A raíz de estos problemas, los famosos comenzaron a distanciarse de ella. Para no afectar el inicio de la carrera televisiva como actor y bailarín de su hijo, Miguel Ángel Muñoz, Blanco optó por poner fin a su trayectoria como tarotista. Desde entonces, dejó de ser una presencia frecuente en la televisión.

En sus años dorados, Cristina Blanco, además de ser madre de su hijo Miguel Ángel, adoptó con su pareja, el agente inmobiliario Miguel Ángel Muñoz Martínez, a dos niñas bolivianas, Gabriela en 1998 y Mabila en 2000. A pesar de formar una familia numerosa, los problemas mediáticos y legales la llevaron a enfrentar una profunda depresión. Con el tiempo, fue ingresada en la clínica especializada en salud mental López Ibor, allí fue diagnosticada con trastorno bipolar. Este diagnóstico marcó un punto de inflexión en su vida, llevándola a tomar decisiones importantes y a reestructurar su vida por completo.

Abandonó su vida anterior, marcada por el lujo y la comodidad, y se divorció de su marido. Este cambio también afectó la dinámica familiar, ya que sus hijas se fueron a vivir con su padre. Posteriormente, Cristina se mudó a un modesto apartamento de 60 metros cuadrados que heredó de su madre, dejando atrás todo lo que conocía y a lo que estaba acostumbrada.

En su búsqueda de una nueva dirección profesional, Cristina Blanco exploró diferentes oportunidades laborales. Su último trabajo conocido fue como dependienta en la sección de cosmética y perfumería de un conocido establecimiento, 'El Corte Inglés', ubicado en Madrid.