Lele Pons, la influencer venezolana sobrina de Chayanne y que tiene hechizado a Will Smith

Su ficha técnica te dirá que se llama Eleonora Pons Maronese, que nació en Caracas el 25 de junio de 1996, que es sobrina de Chayanne y que actualmente es una celebridad de Internet además de cantante, modelo, Miss Venezuela 1988, humorista, presentadora, youtuber y mil cosas más. Pero procede indagar un poco más para saber por qué Will Smith define como «magia» lo que quiera que haga.

Ella se convirtió en la primera en alcanzar mil millones de reproducciones en el sitio de microvídeos Vine en 2014, cuando su fulgurante ascenso en las redes ya era imparable. Lele Pons ha pasado de ser una estudiante de secundaria de 16 años que creaba contenidos visuales sobre cómo faltar a clases a convertirse una década después en una de las referencias más importantes de las redes sociales.

Hay algo de superviviente en ella dentro de un sector, el de las cosas virales, que devoran estrellas como si fuera el nuevo Hollywood. Ha durado y sobrevivido a otras personalidades de las redes sociales porque probablemente no hace nada para defraudar las expectativas de sus fans ni tampoco ofende. «Tiene las peleas adecuadas en los momentos adecuados y ha aprendido a vivir según las reglas de Instagram y YouTube y, a su vez, es recompensada por ellas», explicaba recientemente el 'Washington Post'.

Eleonora Pons nació en Caracas y poco después de su nacimiento, la familia se mudó al campo para hacerse cargo de un negocio familiar que fabricaba equipos agrícolas. «No hablé hasta los 3 años», recuerda. Incluso después de poder hablar, «era mucho mejor dibujando, pintando o haciendo un guion gráfico en lugar de tener que contar su historia con sus propias palabras», dice su padre, Luis Pons, arquitecto y diseñador de interiores.

Cuando Lele Pons tenía 5 años, ella y su madre, que es italiana y pediatra, fueron secuestradas y exigieron un rescate, algo común en ciertas partes de América Latina. La experiencia impulsó a la familia a mudarse a Miami. Sus padres se divorciaron poco después del traslado y Lele tuvo que trabajar duro para mantenerse al día en el colegio. Le diagnosticaron dislexia, trastorno por déficit de atención y síndrome de Tourette. Contrataron tutores y terapeutas para ayudarla. No dejó de jugar con sus Barbies hasta los 14 años. También recuerda ser la payasa de la clase. «Haznos reír», le decían sus compañeros.

Mientras, Lele fue explorando sus cualidades artísticas e incluso se formó como cantante de ópera clásica. Cuando estaba en secundaria, una amiga le mostró una nueva aplicación llamada Vine, donde podía crear un vídeo de seis segundos en su teléfono. Y el resto es historia.

Sus primeros Vines trataban sobre cómo le estaba yendo mal en la escuela, cómo tomaba atajos para hacer algo o cómo no era vista como una chica popular. Su padre pensaba que su trabajo era brillante, que era toda una 'storyteller'. Producía al menos uno, a veces dos Vines, al día. «Nadie me dijo siquiera un cronograma de publicación. Simplemente lo necesitaba», dice. Iría convirtiendo aquello en su profesión. Hasta que en 2013 llegó la MTV para patrocinar sus entregas. El comienzo de una profesión.

En 2016, Lele Pons entró en la lista de la revista 'Time' de «Las 30 personas más influyentes en Internet», uniéndose a Caitlyn Jenner, Kanye West y Donald Trump. Y en 2017 desfiló en la pasarela de Dolce & Gabbana. Ya era una de las 30 menores de 30 años en entrar en la lista de 'Forbes'.

Ahora sus vídeos, en cualquiera de sus plataformas, se cuentan por cientos de millones de visitas y ha creado publicaciones patrocinadas por Google, Tinder, el videojuego Dragon City y Budweiser. También ha grabado música y la canción «Celoso» alcanzó el triple platino para la música latina en las listas musicales estadounidenses. Quiere ser conocida como una «artista global» y se avergüenza cuando la llaman «influencer».

Las marcas y las grandes empresas la adoran. «Ella es vulnerable, divertida e increíblemente creativa», dijo sobre ella Jake O'Leary, jefe global de marketing de artistas en YouTube, recalcando que una de las claves de su éxito es que su contenido conecta con la audiencia global de la plataforma. Desde un modesto joven de suburbio de El Cairo hasta Will Smith.

Lele Pons aglutina en sus vídeos a muy diferentes perfiles y a todos los tiene atendidos. Ha creado una mezcla difícil de temas que sin embargo funciona. Un día aparece haciendo twerking en un árbol, al día siguiente está haciendo un vídeo sobre Dora la Exploradora y luego reflexiona sobre un libro que ha leído del cosmos. Una variedad de temas que también le ha generado críticas por exponer a los niños a contenido inapropiado. Es lo que ocurre cuando quieres gustar a todas las generaciones.

Dicen que puede ganar cerca de 5 millones de euros anuales solo por generar contenido en redes que monetiza a la velocidad del rayo gracias a sus fans. Y luego están patrocinios, canciones, interpretación, etc. «No vine tan lejos solo para llegar tan lejos», dice. «Voy a seguir adelante».