José Manuel Parada: «El sexo está muy sobrevalorado»
El periodista, colaborador de 'Y ahora Sonsoles' y uno de los fichajes de 'MasterChef Celebrity', nos habla del amor, de su carácter y de la idea de ser padre
José Manuel Parada, contra las cuerdas por un suceso desconocido de su pasado: «¡Te bebiste toda la barra libre!»
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Iniciar sesiónLa veteranía es un grado. Y pocos en televisión tienen los galones de José Manuel Parada, que asegura divertirse todas las tardes con Sonsoles Ónega: «Entiende mi sentido del humor y yo entiendo lo que ella espera de mí, así que nos ... llevamos divinamente. Además, su padre fue la primera persona que conocí cuando vine a trabajar a Madrid». Ha entrado en las cocinas de 'MasterChef Celebrity 10' y ya ha protagonizado varios momentazos: «La gente es muy competitiva y yo voy solo a cocinar.
Pero a la tele no voy a hacer amigos, tampoco enemigos, pero me defiendo ante cualquier ataque». Con la Mala Rodríguez y Juanjo Bona ha hecho buenas migas: «Han sido un descubrimiento». Y reconoce que lo suyo es «la cocina tradicional, no esa moderna con raciones mínimas, reconozco que se me resiste». Su plato estrella es una receta familiar: «Los calamares en su tinta, que me recuerdan a mi abuela y a mi madre. Si tengo invitados en casa y no quiero fallar, los preparo con amor. Y siempre triunfo». La experiencia del concurso le ha hecho reconocer el trabajo de los profesionales del sector: «Admiro a la gente que trabaja en un restaurante, sobre todo a esos que hacen menús de 15 euros que dan de comer a la mayoría de los españoles».
Parada se enorgullece de ser «una buena persona. Podría ser malo si quisiera, pero no me lo permito. Llevo muchos años en este mundillo y nadie te dirá que me he portado mal». Eso sí, le gustaría ser menos sensible: «las cosas me afectan mucho, demasiado, hasta el punto de que ya no puedo ver las noticias, con las guerras, el dolor. Me da tristeza. He vivido tiempos bonitos en los que luchábamos por la libertad, contra 'las dos Españas', y ahora todo es enfrentamiento».
Se reconoce detallista: «Haz a los demás lo que te gustaría que te hicieran. Y a mí me gustan los mimos y que me traten con cariño». Y bastante romántico: «Soy de los que cree en el amor para toda la vida, pero no me ha tocado. Admiro y envidio a esos matrimonios que llevan juntos desde siempre, con su familia, su casa... Yo he sufrido mucho en el amor porque al final se rompía. Pero, bueno, he tenido amor a ratitos». Por esa razón perdió la oportunidad de tener un hijo: «Habría sido un buen padre, mimoso y protector. Soy muy cariñoso, le habría dado lo mejor de mí. Pero un hijo te une a la otra persona, si llego a ser padre lo habría pasado mal porque la gente con quien pensé serlo me ha decepcionado y no la quiero en mi vida».
Parada encuentra la paz cuidando su jardín: «Cada vez me molesta más el ruido, la aglomeración, la ciudad. Y la naturaleza me relaja. Soy feliz con mis plantas, paseando frente al mar o por la montaña, en compañía de gente buena, solidaria, noble. Cada vez me gustan las cosas más sencillas». Pero si algo le saca de quicio es «la gente egocéntrica que solo piensa en ellos, que solo les preocupan sus cosas, con su yo yo yo… No tengo paciencia con ellos».
A lo largo de su vida, Parada ha conocido y entrevistado a las grandes figuras de nuestro país. El periodista se sorprende con el nivel de las actuales 'celebrities': «Antes, los personajes tenían una biografía, podía entrevistarles sobre cuestiones apasionantes. Ahora son figuras de poca monta a las que no sé qué preguntar. Tampoco entiendo el mundo 'influencer'. Alguien saca una foto del jabón con el que se ha duchado y logra miles de 'me gusta'. ¿De verdad? El nivel ha bajado. Y encima hay mucho edadismo. Buscan caras nuevas, y entiendo que hay que dejar paso a las nuevas generaciones, pero se debería mezclar con profesionales con experiencia».
Aunque esta temporada está en racha y lo vamos a ver mucho en televisión, Parada reconoce que se toma la vida de otra manera: «Ahora saco tiempo para viajar, para ver a mis amigos. Y como me hago mayor, me doy prisa para aprovechar bien el tiempo que me queda». Seguro que le queda mucho, tanto como para convertir su jardín en un vergel.
Diario personal
El 'emoji' que más usa: «Los besos para terminar cualquier conversación».
Se haría un 'selfie' con: «Con gente con la que ya no puedo, porque lamentablemente ya no están: Lina Morgan, Rocío Jurado, Tony Leblanc… En su época no se hacían».
Un sacrificio por la fama: «Trabajar demasiado. He dejado de disfrutar cosas de la vida por estar trabajando, pero es lo que me gusta».
Un momento 'tierra, trágame': «Una vez salí de casa sin cinturón, y al ponerme la petaca para el micro, se me cayeron los pantalones hasta la rodilla y me quedé en calzoncillos delante de todos. Siempre hay que llevar los pantalones bien puestos».
Algo que no puede faltar en su día a día: «Comida y ternura. Me gusta que la gente que me quiere me dé ternura, eso me da fuerzas».
Un propósito: «Mis asignaturas pendientes son el deporte y el inglés».
Un lugar para perderse: «O en un lugar con mar o en la sierra de Madrid, que esconde rincones maravillosos».
Su primer beso: «Pensé que no era para tanto. Me pasó igual con el sexo: está bien, pero muy sobrevalorado».
Tiene miedo a: «He sufrido con la vesícula y con una hernia, por eso valoro mucho la salud. Temo la enfermedad porque te impide enfrentarte a la vida».
Dentro de 10 años se ve: «Me imagino vivo, que ya es mucho, siendo un viejito moderno que se prepara para lo que venga después. Espero que sea una vida nueva en otro sitio junto a todos aquellos que has querido y te han acompañado en este mundo».
El pequeño José Manuel: «Era un niño estudioso y bueno. Pero como fui hijo único hasta los 15, tuve una infancia solitaria, rodeado de gente mayor. Menos mal que tengo 90 primos, somos una gran familia y nos reunimos una vez al año. Siempre supe que quería dedicarme a esta profesión, hasta el punto que jugaba a la radio. A los otros niños les aburría, ellos querían jugar al fútbol. Yo pinchaba canciones y hacía las presentaciones como un locutor. Tenía claro que tenía que irme a la capital para lograr mi sueño».
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