Rocío Carrasco, sobre su familia: «No tienen una pizca de vergüenza, ni corazón ni sangre»

Rocío Carrasco no ha tenido reparos en reconocer que su familia le «da pena». Pero no es algo nuevo, «hace años que llevo pensándolo,» ha reconocido. Es como si amasen a su madre y la odiasen a ella. Pero Rocío va más allá: «Es como si yo no hubiese nacido, como si no hubiese existido, como si no hubiera estado ahí con ellos», ha confesado mientras ha insistido en una idea mollar: «el final de una ha sido el principio de muchos» , recordando que a la muerte de su madre han sido sus familiares quienes se han convertido en personajes mediáticos: «Se buscan la vida y han descubierto que se la buscan mejor hablando mal». Y les acusa de algo peor: «Ellos no se niegan a entender, lo saben todo. Saben lo que he sufrido (…) Si no hubiera dinero no se tomarían la molestia de hacerme daño». Rocío ha recordado que su tío José Antonio dijo de ella que ‘quería engañar a España con sus lágrimas’, sin imaginar que tres horas más tarde llamaría por teléfono para intentar engañarnos a todos. Las dos intervenciones que más daño le han hecho han sido las de sus tíos Gloria y Amador: «Me produce espeluznante que Amador sólo se centre en contar cosas malas de mí». En concreto, lo que el patriarca de los Mohedano dice es «Rocío no sabía ni lavarse las bragas». De su tía Rosa Benito habla con frialdad: «Rosa va con el viento, según suene su teléfono. Es una veleta».

El programa ha puesto negro sobre blanco algunos datos: Rosa Benito lleva 314 días sin llamar a su sobrina tras saber que ésta intentó suicidarse, Amador Mohedano esperó ocho horas para acusar a su sobrina de mentirosa, Rocío Flores tardó dos días en fichar como colaboradora de ‘El programa de AR’, Raquel Mosquera solo tuvo que vender dos exclusivas para volver como tertuliana… Y si alguien argumenta que Rosa Benito ya trabajaba como colaboradora antes, una curiosidad: según ‘El precio de la verdad’, las intervenciones en televisión de la mujer omnipresente (ella siempre estuvo allí, no importa cuándo ni dónde) han aumentado un 320% por cierto en el último año.

La familia lo sabía todo. Es el mantra de Rocío Carrasco, de ahí su contundente opinión: «No tienen vergüenza, ni corazón ni sangre. Les es más rentable hablar mal». Y deja un mensaje para navegantes: «Han entrado en una absurda competición por el ‘¡Y yo más!’ que se entenderá cuando se estrene ‘En el nombre de Rocío’. Como cebo para vender una segunda temporada no está nada mal.