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Rocío Carrasco, a Gloria Camila: «No pidas más papeles, vida mía, que no te van a gustar»

Rocío acusa a sus familiares de manipular a su hermana, a la que pide poner en cuarentena lo que le cuentan

Telecinco / Vídeo: Gloria Camila, tajante, ni quiere hablar ni quiere contestar a su hermana - EUROPA PRESS

Antonio Albert

«Por desgracia». Es la expresión que más emplea Rocío Carrasco para hablar de su hermana Gloria Camila: «Por desgracia era muy pequeña para recordar ciertas vivencias que ahora relata». A pesar de las diferencias, que se han puesto de manifiesto estos días con las declaraciones de Gloria Camila sobre Ortega Cano y Fidel Albiac, Rocío insiste en que, «por desgracia», no es tanto culpa de su hermana como de todos los que la rodean: «Mi hermana ya es una mujer, pero es una mujer joven de la que siempre hablo con cariño porque creo que está manipulada. Cuando nuestra madre murió, ella tenía 9 años y carecía de la madurez necesaria para recordar muchas cosas. Por eso me dirijo a los adultos. ¡Que tengan vergüenza y huevos, que estoy aquí, que dejen de echar a otra niña al ruedo!» Y, de nuevo, un «por desgracia», porque «es muy difícil que Gloria Camila salga de ahí». Salir de ese círculo tóxico en el que según su hermana mayor está atrapada no quiere decir que «los abandone sino que ponga en cuarentena todo lo que le digan».

Rocío no ha querido entrar al trapo sobre si Ortega Cano es o no es un tacaño. No ha juzgado, solo ha dejado clara una cosa: «Ortega no ha pagada nunca». Que cada uno saque conclusiones, pero tiene claro que «si ella lo dice es porque se lo han dicho». Pero la sombra del torero es alargada. Rocío ha recordado que recibió un requerimiento, que entregó un manuscrito («el único que tengo, había otros que destruí») de manera voluntaria y que dicho documento se quedó en el juzgado porque no lo quisieron o «no les interesaba». Lo que allí consta es un enigma y la madre del cordero en esta intriga: «No me pidas más papeles, vida mía, que a lo mejor te los doy y no te van a gustar. Que se te puede caer encima ese mundo idílico que recuerdas ». Y cuanto más habla Rocío de ese papel, más ganas entran de saber qué revela: «Si Gloria Camila lo ha leído, está salvaguardando a su padre, pero no a mi madre». No es de extrañar que Jorge Javier insistiera: «Se ha especulado que no deja bien a Ortega Cano». Rocío ha respirado y sopesado la respuesta: «Yo no me quiero meter ahí porque no es de mi agrado y tampoco quiero que me hagan entrar. Al final le hará daño».

Rocío también ha respondido a su hermana sobre el supuesto papel de su marido, ‘el maestro de su orquesta’, en la marcha de la familia de la casa de La Moraleja: «Fidel nunca llamó a nadie para que se fueran». Y desvela a Gloria Camila la verdad: «Es mi madre la que determina que su padre no viviera ahí y que la vivienda se vendiera en dos años». Rocío reconoce que no se molestó en comprobar nada de lo que se llevaron, salvo una cosa, «el coche de mi madre, porque estaba a nombre de una sociedad que me pertenecía». Y el coche se quedó. Eso sí, con Ortega quedó ‘un trato cordial’. De milagro. O mejor dicho, gracias a sus hermanos: «no me he olvidado de ellos, por mucho que se diga. Si no fuera por ellos no habría tenido más relación con él». Aquí Rocío no emplea ningún ‘por desgracia.’

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