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La idea de un pastelero catalán para que a los niños madrileños les gusten las rosquillas de San Isidro

Un grupo de pastelerías centenarias de Madrid se alía para potenciar las tradiciones dulces de la capital entre su clientela más pequeña

Bailandera, la cerveza artesanal y ecológica que rompe esquemas desde la sierra de Madrid

Oriol Balaguer y Gael Zandstein, pastelero jefe de La Duquesita, en el obrador de este espacio centenario de Madrid A. Delgado
Adrián Delgado

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Los gustos culinarios de los niños son impredecibles y cuanto más pequeños sean mayor sentido cobra esta afirmación, con límites desdibujados entre lo que les gusta y lo que les repugna. Pero es cierto que una rosquilla de San Isidro en su versión ' ... tonta' –la más sencilla, con un toque de anís y sin glasa ni coberturas– puede resultarles, a priori, poco apetecible frente a la colección de atractivas imágenes que la industria alimentaria dulce, de colores y formas extravagantes, bombardea sus retinas.

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