Un Kama Sutra para que tu pareja funcione

Y precisamente, para evitar llegar a este tipo de situaciones críticas, el experto en «coaching», Rubén Turienzo , ha escrito un libro con el que pretende que todas las personas enamoradas sumen -y no resten- felicidad cada día a sus parejas. «Quien te hace reír, te hará gemir», confiesa de manera animada el autor de «Smile 2» en un manual en el que explica, a través de las posturas del Kama Sutra , cuál es la actitud que debemos adoptar para que nuestra pareja sea radiante.

La clave está en identificar quién es cada uno en el rol amatorio y descubrir cuál es tu papel, además de identificar las barreras habituales en las que chocamos. Estas últimas van desde la personalidad, las diferentes fases en las que se encuentra cada uno, los fantasmas del pasado, una infidelidad e incluso las dudas sobre si tener descendencia.

Si algo nos molesta, hay que hablarlo porque el mal rollo genera un poso de reprochesSin embargo, lo fundamental es la comunicación , que hay que trabajar cada día. Si algo nos molesta, hay que hablarlo porque el mal rollo genera un poso de reproches y una cicatriz insalvable. Hay que enfrentarse a las dificultades de la relación, trabajarlas y llegar a un acuerdo.

Hemos de ayudar a nuestros novios, novias, mujeres o maridos a simplificar, suavizar y relativizar sus problemas en la oficina, con los amigos o la familia. Esto se hace con mucho trabajo, evitando que piensen que les consolamos sin prestar atención a aquello que les preocupa. La gravedad está en nuestra cabeza y tenemos que poner mucho de nuestra parte para ponerle solución.

Existe un estrés coyuntural muy acuciado. La gente no deja de comentar lo mal que está todo y esto afecta a que dejemos de hablar en positivo. A menudo, nos comunicamos con estrés y esto impide que hablemos de sentimientos con la pareja, algo a lo que no estamos acostumbrados ni educados.

Otra de las cuestiones que las relaciones tienen que establecer son límites: llegar a un pacto que el otro no puede sobrepasar, como los insultos o los «castigos» que imponemos a nuestras parejas. Nos tiene que quedar claro que no todo vale en el amor y en la guerra y que no es el todo o nada. Hay ciertas actitudes que no debemos tolerar, como la de si no me das todo lo que espero de ti se acaba la relación.

Los celos llevan a querer controlar a la pareja y vigilar todo lo que hace. Con las redes sociales han crecido las discusiones generadas por la desconfianza ya que estas herramientas ponen el foco en la infidelidad. Lo importante es ofrecer transparencia en la relación y dejar que él o ella coja tu móvil si quiere, sin el miedo a descubrir algo que no le guste.

Tenemos que ayudar a nuestras parejas a confiar y a mejorar su autoestima. Que no piensen que nos vamos a enamorar de otra persona de la noche a la mañana porque sea más guapa, más inteligente o porque discutamos mucho. Es vital aprender a parar esta espiral que tanto nos contamina.

Hemos de derribar el mito de «La media naranja» . Estamos educados en el pensamiento de que si no estamos metidos en una relación parece que no estamos completos y lo que hay que pensar es que tenemos que encontrar a alguien que nos complemente, no que nos complete. Además, parece que todo el mundo tiene que encontrar la felicidad en pareja y aceptamos cualquier relación por el hecho de no estar solos.

Es por esto que muchas veces nos encontramos con que no compartimos ni visiones ni objetivos con el de al lado. No se trata por tanto de miedo al compromiso , sino a la satisfacción de las expectativas de la otra persona, hecho que no ocurriría si estás convencido de amar a esa persona y de tener un futuro común.

Hay que empezar a cambiar el modelo de relación. En lugar de buscar una utilidad tenemos que encontrar un beneficio, es decir, me sirvo de algo (la relación) para alcanzar un objetivo (la compañía) y esa persona me aporta algo positivo.

No podemos estar con alguien solo por costumbre. Tu pareja tiene que ser tu amigo, un gran amigo en el que apoyarte, confiar y abrirte emocionalmente. Si no confías o no le respetas es que esa relación no está funcionando o puede que quizás ya no estés enamorado. Y eso se descubre cuando te encuentras en un momento intenso y en ese instante piensas que lo tendrías que haber vivido con otra persona. Es ahí cuando te das cuenta de que algo está fallando.