Jaume Asens, agente doble por la amnistía

Por contactos personales y perfil político, de alguna manera estaba predestinado para ello, tal y como entendió de inmediato la líder de Sumar tras los resultados del 23J. En realidad, Asens debía ser el cabeza de lista de la coalición morada por Barcelona, una posición a la que, de manera sospresiva, renunció para, aseguró, dar paso a «otros liderazgos que puedan conectar mejor con los nuevos tiempos». Los acontecimientos políticos son caprichosos, y lo que era un político en fase de descompresión se convertía en minutos en la figura más capacitada, quizás la única, para aproximarse al entorno de Waterloo. Díaz le llamó y Asens comenzó a trabajar. Por lo visto con la foto de Bruselas primero, y después con la intervención de Puigdemont del martes —leída como un primer paso hacia la investidura al no plantear de salida nada que no sea aceptable para el PSOE actual—, el trabajo de Asens está siendo fructífero.

De alguna manera daría la razón a quienes leen la historia como una cuestión de afinidades y fobias personales. En este sentido, sus contactos y relaciones, también por su perfil, entre lo morado y el amarillo 'indepe', Asens era la persona clave para ablandar a Puigdemont. De hecho, cuando el 'expresident' huye a Bélgica tras la aplicación del 155, Asens es el único político no independentista que mantiene el contacto con el fugado, y Puigdemont, que ha vivido su 'exilio' también como un destierro social, lo valora.

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La historia es conocida. Ya antes de aplicarse el 155, Asens prepara un breve informe jurídico sobre los países donde podría burlarse la Justicia española, informe que transmite a Toni Comín, amigo personal desde su etapa como estudiante de Políticas. También es Asens quien pone en contacto a Puigdemont y Comín con el abogado Gonzalo Boyé, que acabará diseñando la estrategia jurídica de los fugados. En ese momento hacía apenas dos años que Asens se estrenaba como político profesional tras ser durante años el abogado de referencia de los movimientos antisistema de Barcelona. Era 2015, y tras haber sido impulsor de Podemos en Cataluña, tomaba posesión como concejal de Ada Colau, a quien a su vez había conocido en su etapa de estudiante de Filosofía. Afinidades personales, de nuevo, que marcan trayectorias políticas.

Otro tanto sucede con la estrecha relación que mantiene con Pablo Iglesias desde que cruzaran sus caminos en las marchas antiglobalización de 2000. De la mano de Iglesias salta del Ayuntamiento al Congreso en 2019, donde en la última legislatura ejerce como presidente del Grupo Confederal de Unidas Podemos. Con todo, su relación con Iglesias se enfría a media que él, Colau y el grueso de los morados en Cataluña se acercan a Yolanda Díaz. Antes que eso, su cercanía al independentismo levanta recelos entre los sectores de su partido menos sensibles al soberanismo.

Rasguños personales en alguien que, pese a su pose, ha sabido moverse en la jungla de la política profesional, lejos de su etapa como abogado de la órbita alternativa catalana: durante años fue el letrado 'oficial' de insumisos, okupas, grupos ecologistas, movimientos vecinales... y hasta de El Vaquilla cuando comenzaba como abogado. De su CV cuelgan también perlas como la de la haber defendido a Rodrigo Lanza, okupa que en 2006 dejó tetrapléjico a un agente de la Guardia Urbana de Barcelona y, después, en 2017 mató a Víctor Laínez en Zaragoza por llevar unos tirantes con la bandera de España.

Ya como político, Asens siempre fue un paso por delante. Es poco conocido, pero es él quien ya antes del 23J mantiene conversaciones con Salvador Illa —en segundo plano, pero al tanto de todo—, anticipando cuál debía ser la estrategia en caso de que Junts se convirtiese en decisivo tras los comicios. Ambos coinciden en que hay que aproximarse a Junts, rehabilitar a Puigdemont.

Su relación es fluida con todo el arco de izquierdas 'plurinacional', incluido EH-Bildu y su líder, Arnaldo Otegi, a quien Asens se refiere con familiaridad con un Arnaldo a secas. La relación clave, obviamente, es la que mantiene con Puigdemont, con quien el diálogo es constante. De hecho, el contenido de la conferencia del pasado martes era conocido por el dirigente morado. Intercambian puntos de vista, calculan plazos, disienten en aspectos como el del mediador internacional, pero en ningún caso trabajan en planos distintos. ¿Agente doble? Asens, utilizando términos de atletismo, ejerce de liebre: Sumar va detrás, y tras los morados, el PSOE. Unos desbrozan el camino, el resto sigue la traza.