Moncloa quita hierro al encuentro porque «Puigdemont quiere reunirse con el PSOE»
Díaz acude a Bruselas para un primer contacto y Sánchez pide «audacia» en Cataluña, en referencia a la amnistía
La vicepresidenta acuerda con el fugado «explorar todas las soluciones democráticas para desbloquear el conflicto»
Enrique Serbeto y Mariano Alonso
Bruselas / Madrid
Carles Puigdemont i Casamajó, de 62 años, prófugo de la Justicia española al pesar sobre él una acusación de malversación (y en su día de sedición, antes de su supresión del Código Penal) y varias peticiones de extradición por parte del Tribunal Supremo; expresidente ... de la Generalitat y residente en Waterloo (Bélgica), impulsor principal junto a Oriol Junqueras del referéndum ilegal en Cataluña del año 2017 y de la posterior declaración unilateral de independencia, es ya un interlocutor plenamente legitimado por el Gobierno de España.
Este lunes ha acudido a reunirse con él en Bruselas, en la sede del Parlamento Europeo del que es eurodiputado, la vicepresidenta segunda en funciones, Yolanda Díaz, casi al mismo tiempo que Pedro Sánchez, en su discurso de inauguración del curso político en el Ateneo de Madrid, pedía «audacia» para «pasar página» de lo ocurrido en Cataluña hace este otoño seis años, cuando el hoy inquilino de La Moncloa pactó con el presidente Mariano Rajoy la aplicación por primera vez en la historia del artículo 155.
Dos años después, en la campaña electoral de noviembre de 2019, prometió traer de vuelta a Puigdemont, para responder por sus delitos. Hoy la formación del líder separatista, Junts per Catalunya, es imprescindible con sus siete diputados para que Sánchez revalide su mandato, y el líder del PSOE, en el mencionado discurso pronunciado en la solemne sede ateneísta, profundamente imbricada en la historia política de nuestro país, estableció un diagnóstico de partida: «Cataluña está infinitamente mejor hoy que hace un lustro, y por tanto llega el momento de ser coherentes y de seguir avanzando en este propósito por la convivencia».
La ANC exige a ERC y Junts «reconocimiento explícito» del 1-O para negociar con Sánchez
ABCEsquerra reitera que su marco pasa por «la amnistía y la autodeterminación»
Pocos de quienes le escuchaban en el auditorio de la institución cultural, situado a escasos metros del Congreso de los Diputados, entre ellos varios de sus más destacados ministros, como las vicepresidentas Nadia Calviño y Teresa Ribera, el titular de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, el de la Presidencia, Félix Bolaños, o la portavoz del Gabinete, Isabel Rodríguez, dudaban de que estaba aludiendo, aun veladamente, a la amnistía que reclaman ahora los independentistas a cambio de su apoyo. Sánchez, además, volvió a descalificar en términos muy duros a Alberto Núñez Feijóo por su intento de investidura y mostró su clara intención de ser el designado por el Rey después del debate que protagonizará a finales de este mes el líder del Partido Popular (PP), abonando la teoría de una investidura para mediados de octubre.
Mientras Sánchez hacía ese planteamiento sobre Cataluña y abogaba porque «la próxima legislatura debe ser la que deje atrás definitivamente la fractura que vivimos en el año 2017», el viaje de Díaz para verse con Puigdemont, que adelantó 'El Debate', copaba ya todos los informativos y comentarios. Moncloa lo confirmaba, pero se esforzaba por desmarcarse. «Nos informaron anoche [por el domingo], a última hora, fue a hechos consumados», trasladaban fuentes gubernamentales, de la parte del PSOE, al tiempo que se esforzaban por desvincular la visita del Gobierno: «Va como líder de Sumar», matizaban.
Igualmente, deslizaban los socialistas que Díaz lo hace «todo por una foto», para hacerse valer en el proceso de negociación de una investidura que en principio desembocará en un nuevo Gobierno de coalición en el que ella seguirá teniendo mucho peso, y también para mostrar autoridad de puertas hacia dentro, dado que su periplo como ministra de Trabajo, fundamentalmente por la accidentada votación de la reforma laboral a principios de 2022, se saldó con un enconado enfrentamiento con el independentismo. Pero Moncloa y Ferraz dejan claro que «a la negociación ni suma ni resta» porque «Junts quiere hablar con el PSOE».
Una imagen en Bruselas
La imagen, al margen de lo que se barruntaba en Madrid, ha sido la de la número tres del Gobierno de la cuarta economía de Europa sonriente junto a Puigdemont, en un encuentro en el que a Díaz le acompañaba su emisario especial en esa negociación, Jaume Asens, el antiguo presidente del Grupo Confederal de Unidas Podemos, rescatado ahora por su sensibilidad próxima al independentismo y por su cercanía personal a Puigdemont. Al líder independentista, por su parte, le acompañaba el exconsejero Toni Comín, igualmente prófugo de la Justicia.
Una vicepresidenta, que había llegado en vuelo regular a la capital comunitaria, y un ex jefe de gobierno de una de las principales regiones españolas, mano a mano. Y todo a poco más de un mes de la fecha que Sánchez parece tener en la cabeza para ser investido de nuevo. La instantánea habla por sí sola, y sobre todo en Bruselas, un lugar que no es baladí para ningún gobernante comunitario, y mucho menos para quien ostenta, hasta el final del presente año, la presidencia de turno del Consejo Europeo. Y donde difícilmente son entendibles los matices distintivos entre las dos condiciones que ostenta una persona como Díaz, la de miembro destacado del Gobierno, por una lado, y la de líder de la cuarta formación política representada en el Parlamento español, por el otro. El encuentro de Díaz y Puigdemont ha terminado, incluso eclipsando el arranque de curso político programado por Sánchez en su discurso en la capital de España.
Díaz y Puigdemont, que han posado muy sonrientes, han comunicado luego que su entrevista, de tres horas de duración, consolida una relación «normalizada y estable entre las dos formaciones políticas». La presencia en Bruselas de la vicepresidenta en funciones y titular de la cartera de Trabajo ha escandalizado a los eurodiputados españoles del PP, de Ciudadanos (CS) o de Vox, que hablaron de «vergüenza» y de «un antes y un después para la imagen de España» en Europa.
Ni Puigdemont ni Díaz han accedido a hacer declaraciones ni a la entrada ni a la salida de su encuentro. Cuando abandonaba del edificio de la Eurocámara, la vicepresidenta segunda fue vista ya con un troley, lo que indica que regresaba a Madrid directamente en el siguiente vuelo, sin esperar a la conferencia que Puigdemont tiene previsto pronunciar mañana martes, y en el que se espera que describa más en detalle las condiciones que pone sobre la mesa para apoyar en su día la investidura de Sánchez.
La declaración final ha sido pactada por las dos partes, pero la ha hecho pública Sumar, seguramente porque desde la órbita de Puigdemont prefieren guardar todo el suspense para su conferencia. Según este comunicado la reunión fue «cordial» y ambos afirman estar «de acuerdo en explorar todas las soluciones democráticas para desbloquear del conflicto político» y en la línea de las tesis independentistas afirman compartir «la profunda convicción de que los problemas políticos deben volver a los cauces políticos, para encontrar soluciones basadas en el diálogo». Díaz y Puigdemont subrayan que «la democracia consiste en el diálogo entre posiciones diferentes», unas palabras que se producen días después de que Díaz rechazase reunirse con el líder del PP, Alberto Nuñez Feijóo, petición de los populares que delegó en su portavoz, Marta Lois.
«Método y compromiso»
Después y a través de las redes sociales, Díaz ha publicado un mensaje en el que afirmaba que «el diálogo es un método y un compromiso. Para impulsar avances sociales y para caminar hacia un país plurinacional donde la política sea el centro de las soluciones. Seguiremos hablando, seguiremos buscando salidas en el diálogo y la democracia».
El diálogo es un método y un compromiso. Para impulsar avances sociales y para caminar hacia un país plurinacional donde la política sea el centro de las soluciones.
— Yolanda Díaz (@Yolanda_Diaz_) September 4, 2023
Seguiremos hablando, seguiremos buscando salidas en el diálogo y la democracia. pic.twitter.com/0J8aA69hM6
La vicepresidenta ha tenido tiempo también de ver en los pasillos del Parlamento Europeo una exposición fotográfica organizada por el propio Puigdemont -algo que puede hacer en su condición de eurodiputado- titulada «Contribución de Cataluña al progreso social y político de Europa» y en la que se ensalzan las imágenes de las urnas colocadas en Cataluña durante el referéndum ilegal del 1-O.
El mensaje de fondo no era muy distinto del que lanzó Sánchez en su discurso en el Ateneo, donde aseveró que «apostar por el diálogo, también por la concordia, es la mejor solución a esta crisis». A su juicio, «los próximos años serán los que consoliden la cohesión territorial y la convivencia en democracia».
Profundizando en ese mensaje, y cuando Puigdemont ya estaba de nuevo en el centro de todas las miradas, como volverá a ocurrir hoy mismo, el presidente afirmó que «no podemos repetir los errores del pasado, es el momento de la política, de aprender de esos errores y de mirar hacia un futuro de convivencia». Una palabras que también cabe leer al hilo de la propuesta de Iñigo Urkullu, planteando una reversión del modelo territorial de la Transición para privilegiar al País Vasco y Cataluña.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete