El Gobierno llama «golpista» a Aznar por instar a movilizarse

Poco antes, Aznar inauguró en Madrid el Campus de la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES) que preside, donde pronunció un duro discurso contra Pedro Sánchez y el Gobierno de coalición. «La entrega del socialismo al secesionismo a cambio de mantener el poder es por sí solo el hecho más destructivo que hemos padecido en la política democrática y un ataque cotidiano contra la Constitución», afirmó, en una intervención donde homenajeó a Josep Piqué, fallecido este año, y elogió la etapa de ambos en el Gobierno, cuando, argumentó, «los ministros viajaban a Bruselas para defender nuestros intereses y, entre otras cosas, para que los prófugos de la Justicia fueran entregados.

Ahora los ministros, o más exactamente la vicepresidenta del Gobierno viaja a Bruselas para negociar con prófugos un Gobierno de España. Sin duda ha habido un cambio», sentenció, en referencia a la reciente visita de Yolanda Díaz a la capital comunitaria para entrevistarse con Carles Puigdemont.

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Sin embargo, Aznar no habló en ningún momento de «rebelión nacional», como algunas informaciones deslizaron. Fuentes del Gobierno se basan en esas palabras no pronunciadas para justificar las acusaciones de la portavoz. Su alegato ante hechos aparentemente tan graves no se produjo de motu proprio en su primera intervención, sino a preguntas de una informadora. Si bien Rodríguez fue leyendo en todo momento las fichas que tenía preparadas, en una intervención sobre la que fuentes gubernamentales aseguran que «tenía muy claro lo que iba a decir», ya que, explicaban este martes mismo, el expresidente habló de «rebelión nacional» y no «cívica».

Unas palabras que no salieron de la boca de Aznar, quien sí afirmó lo siguiente, animando a una movilización contra la amnistía que reclaman los independentistas: «España acumula energía cívica, institucionalidad y masa crítica nacional para impedir que este proyecto de deconstrucción constitucional, que este proyecto de disolución nacional se consume». Pero para ello, señaló, es imprescindible «activar todas esas energías para plantar cara con toda la determinación, a un plan que quiere acabar con la Constitución porque la Constitución es vista como un obstáculo para materializar su ambición de poder por esa izquierda irresponsable e insolidaria que reniega de la ciudadanía democrática, libre e igual».

ABC trató de precisar a lo largo de la tarde con diversos responsables del departamento de comunicación del Gobierno a qué palabras en concreto se había acogido la portavoz para hacer sus declaraciones, pero sin éxito.

Horas después del discurso de Aznar y de la rueda de prensa de Isabel Rodríguez, el líder de la oposición y ahora candidato a la investidura, Alberto Núñez Feijóo, terció con un mensaje en su perfil de las redes sociales en el que aseveró que «el mismo Gobierno que antes de perder las elecciones tachaba la amnistía de inadmisible, ahora la negocia con independentistas mientras insulta a los expresidentes que se rebelan por esto. Lo hicieron con González [Felipe] y ahora con Aznar. España no callará ante su inmoralidad» remarcó el presidente de los populares. 

Por lo demás, los partidos integrantes del Ejecutivo de coalición volvieron a enfriar la posibilidad de que esa ley de amnistía esté lista, como reclamó Puigdemont desde Bruselas, antes de la amnistía de Sánchez. Algo que como pronto podría celebrarse a mediados de octubre, una vez que se confirme a finales de este mes el fracaso de la de Feijóo y que el Rey nombre al actual presidente del Gobierno en funciones después de otra ronda de contactos con los líderes de los grupos con representación parlamentaria, como la que tuvo lugar en agosto. El portavoz de Sumar, Ernest Urtasun, señaló en declaraciones a La Sexta que «lo importante es que andemos el camino, que nos comprometamos con esa medida. Nosotros desde el primer minuto lo hemos dicho, que creíamos que esta era una medida importante».