Andalucía, rehén de la financiación de Cataluña y los pactos de Pedro Sánchez con los independentistas

El propio presidente de la Junta, Juanma Moreno , utilizó este miércoles su cuenta en Twitter para rebelarse contra lo que considera un «ataque a la autonomía» y a la capacidad de las comunidades autónomas para decidir sobre los impuestos que gestionan. «Tratar de impedir que las comunidades autónomas bajemos impuestos es la penúltima exigencia de ERC , y el Gobierno de España ha aceptado», advirtió. En la Junta están convencidos de que la baja fiscalidad ayuda a estimular la economía, la creación de empleo y el consumo. «Bajando los impuestos suben los ingresos», añadía. En cambio, la presidenta del Grupo Socialista, Susana Díaz , evitó pronunciarse sobre el pacto a preguntas de los periodistas.

La sensación de agravio del presidente de la Junta contrastaba con la euforia del vicepresidente del Govern y coordinador nacional de ERC. Pere Aragonès afirmaba sin ambages que su objetivo es «aprovechar todas las oportunidades» para intentar conseguir el máximo de recursos económicos en beneficio de Cataluña ... En la Junta temen que sea «a costa» del dinero que va a otras comunidades.

Según el proyecto de los presupuestos del Estado, Andalucía, la región más poblada, recibirá 2.146 millones de euros , el 17,7% de la inversión territorial del Estado en 2021, superior a la de las anteriores cuentas. Cataluña se lleva una porción más grande (19,13%), más de 2.300 millones de euros, «ligeramente por encima» de su aportación en el PIB estatal, destacaba el dirigente catalán.

El acuerdo negociado entre el Gobierno y ERC recoge la creación de una comisión encargada de diseñar una reforma tributaria «completa, justa y progresiva» y acabar con el «paraíso fiscal» de Madrid, como lo denominó el portavoz de ERC, Gabriel Rufián.

Precisamente, el Gobierno andaluz del PP y Cs tomó como modelo el de la comunidad madrileña para aprobar una ambiciosa reforma fiscal en abril de 2019, que se tradujo en una rebaja escalonada del tramo autonómico del IRPF, la bonificación al 99 por ciento del Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones para familiares directos o rebajas superiores al 50% para las familias numerosas en el tributo de transmisiones patrimoniales por la compra de su vivienda habitual.

Los números le dieron la razón a Moreno. Al finalizar el año 2019, antes de que la pandemia descuadrara todas las cuentas, la Junta de Andalucía recaudó 550 millones de euros más en impuestos que el año anterior, un aumento del 3,5%.

El portavoz del PP en el Parlamento andaluz, José Antonio Nieto, criticó que «con la dichosa cogobernanza, nos quieren imponer que, los mismos que defienden la independencia, impongan la subida de impuestos generalizada para todos », en referencia a la enmienda de ERC a los Presupuestos Generales del Estado de 2021 para unificar en todo el territorio nacional del Impuesto de Patrimonio. Es «paradójico que sea precisamente una formación que sistemáticamente incumple la uniformidad que recoge la Constitución la que quiera imponer al resto una teórica unidad fiscal», ironizó.

Desde el Ministerio de Hacienda desvinculan la reforma fiscal que planea poner en marcha el próximo año de los compromisos con los independentistas catalanes. La «armonización» de los tributos autonómicos ( sucesiones y donaciones, impuesto de transmisiones patrimoniales e impuesto de patrimonio ) es una idea que venía acariciando María Jesús Montero desde mucho antes. Su predecesor, Cristóbal Montoro, ya barajó fijar horquillas de tipos máximos y mínimos para reducir diferencias entre territorios.

El pasado octubre, la ministra Montero reiteró su intención de «armonizar» impuestos, eso sí, «sin restar autonomía» a las regiones. Para lograr esa armonización fiscal, hay sobre la mesa diferentes propuestas. Se baraja fijar unos límites en los citados impuestos de manera que las comunidades no puedan bajarlos más o subirlos por encima de esos topes . Otra opción pasa por penalizar a las que bajen los tipos mínimos a la hora de recibir financiación del Estado. El modelo no está ni mucho menos cerrado.