PASAR EL RATO
El voto de los pobres
Cáritas, Cruz Roja o Fundación Prolibertas hacen más por los pobres que los discursos y frases hechas de Pablo Iglesias
Un hombre prepara alimentos en el comedor de los Trinitarios en Córdoba
Con los pobres, con los miserables, con los excluidos del banquete democrático, con los que duermen en la cama de piedra de la calle, Pablo Iglesias hace frases y hace caja. Las buenas palabras tienen su premio en este mundo. Las buenas acciones, en ... el otro. La cartera tiene razones que el corazón no conoce, y si el gran Pablo no cuida y engorda su patrimonio, ¿quién lo hará? Tampoco en eso es original, y muchos como él, antes que él y a la vez que él, viven y medran al amparo de la doctrina política más rentable que se conoce: el marxismocapitalismo . Siempre habrá pobres entre nosotros, para justificar a los partidos que hacen campaña con los pobres. La pobreza es fuente de inspiración para la literatura política, y los políticos no pueden permitir que ningún gobierno acabe con la pobreza. Sería el fin de la literatura. Los pobres son un adorno de los programas electorales, como las luces de los Jiménez, de Puente Genil, son un adorno de la Navidad cordobesa. Cuando se acaba la fiesta, se apagan las luces y se apagan los pobres. Los pobres deslumbran momentáneamente nuestra conciencia, y necesitamos ahumar las gafas del alma para que su visión no resulte molesta. Estamos tan acostumbrados a ver pobres de semáforo, de cacillo ambulante, de atrio de iglesia y de supermercado, pobres orales, manuscritos, genuflexos o tumbados, que nos parece que forman parte del paisaje. Y si algún día desparece el pobre habitual de esta calle o de aquella calle, lo echamos de menos como a un bar que se cierra.
No faltan pobres en las calles de Córdoba. No hay los suficientes para que nos declaren patrimonio de la pobreza de la humanidad, pero un pobre nada más ya es un escándalo. Por suerte, organizaciones compasivas cordobesas, como Cáritas , Cruz Roja y la Fundación Prolibertas , de los Trinitarios, se sobreponen diariamente a tanta dificultad para remediar la desgracia ajena, y llevan comida, cama y cariño a los que carecen de esas tres ces elementales. Hacen lo que pueden, que es mucho, con menos medios que Pablo Iglesias. El Ayuntamiento está mostrando una inusual inclinación a combinar buenas palabras con buenas acciones, y ha decidido ampliar la Casa de Acogida de Campo Madre de Dios, hasta alcanzar las 60 plazas . Teniendo en cuenta que, según la Delegación de Servicios Sociales, las personas domiciliadas en los espacios abiertos son 326, según recuento de finales del año pasado, habrá que estirarse un poco más. A uno, que no entiende de política, le parece que las administraciones podrían hacer más para aliviar la pobreza. Qué sabe uno, claro.
En una pequeña calle de Córdoba está recostada contra la pared una mujer llena de años vacíos. Es tan pobre que no tiene ni lágrimas. Un joven periodista en prácticas echa un euro en el cacillo que la mujer tiene junto a ella, y le pregunta: -¿A quién votó usted en las pasadas elecciones, señora? -A nosotros, los pobres, no nos alcanzan los lujos ciudadanos, joven. Ni siquiera el de la comida, que es un lujo previo al del voto. Con hambre atrasada no se oye la voz de los derechos fundamentales. La sofoca el ruido de las tripas desconsoladas. De todas formas, y porque no quiero parecerle descortés, a mí únicamente se me permite elegir entre dos opciones básicas: la desesperación y la muerte. Sospecho que en la próxima gran fiesta de la democracia me tocará votar a la muerte. Al despedirse, el joven etc.etc. echa otro euro en el cacillo. Le ha impresionado la capacidad retórica de la pobreza.
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