Agua

Julio Berbel: «La sequía de los noventa fue más intensa; la actual, más larga»

El catedrático de Economía Agraria explica las claves de lo que puede pasar si no llueve lo suficiente para regenerar los pantanos

Emproacsa calcula que tendría que subir el doble el precio del agua para alcanzar un equilibrio

Julio Berbel, catedrático de la UCO vALERIO MERINO

Rafael Ruiz

Córdoba

El catedrático de Economía Agraria de la Universidad de Córdoba, Julio Berbel, es una de las voces más escuchadas cuando se habla de agua y sequía. También es de los más didácticos y directos a la hora de explicar la situación más cercana. Y ... su conocimiento no es puramente teórico. Implica la presencia práctica. Berbel formó parte del gobierno municipal del PP que tuvo que gestionar la parte crítica de la anterior gran sequía, la de mediados de los noventa, cuando el Ayuntamiento de la capital se negó a secundar las presiones que llegaban desde Sevilla para cortar el agua.

Berbel, que forma parte del comité de sequía que asesora al presidente de la Junta, tiene opinión sobre el debate de restricciones sí o no cuando llegue el verano que se han generado en las últimas semanas. Considera que, si no cambia la situación hidrológica, se podrá volver a la situación a la que se llegó hace ahora casi treinta años cuando la calidad del agua que salía por los grifos era mucho peor. Y eso fue, explica, porque empezaron a apurarse los pantanos tirando del recurso que había en el fondo «y se tuvo que reducir la presión durante el horario nocturno«.

El experto asegura que, con los datos en la mano, la sequía de los noventa «fue más intensa» y ésta está siendo «más larga». La diferencia estriba en que el sistema dio signos de agotamiento al quinto año de sequía en los noventa mientras que ahora llevamos siete años de precipitaciones reducidas con un sistema que, en líneas generales, aguanta. «Y eso es porque se han hecho cosas bien aunque haya que seguir haciendo cosas», manifiesta.

La diferencia hidrológica, explica, entre ambos ciclos estriba en lo espaciado de las lluvias. Ha llovido poco y con tanta diferencia de tiempo entre borrasca y borrasca que «los arroyos no corren y los pantanos no recargan«. En este sentido, recomienda, »el que crea, que rece«. Porque la primavera va a ser fundamental para saber cómo evolucionan los acontecimientos. El profesor Berbel pone el ejemplo de 2008 cuando, ante una situación muy comprometida, llovió lo suficiente como para sortear la crisis.

En estos momentos, asegura, nadie tiene una bola de cristal. «Ni siquiera la Aemet», explica, sobre la situación de indefinición que llegan con los pronósticos de la agencia oficial de meteorología. «Para esta primavera, ha dado un tercio de posibilidades de que sea húmeda, un tercio de que sea seca y un tercio de que sea normal«, asegura. Obviamente, eso y no decir nada es lo mismo.

La reclamación de inversiones que se realiza desde instancias oficiales y expertos constituyen a estas alturas una fórmula para hacer frente a la próxima sequía. Berbel explica que algunas de estas cuestiones deberían haberse afrontado desde hace años de forma que, actualmente, se podría estar aliviando de otra manera la situación de déficit hídrico.

En Córdoba capital, y con los niveles de bajas pérdidas y consumo controlado, el mayor esfuerzo se tiene que realizar, sobre todo en las redes de riego, que están antiguas. En la zona norte, el catedrático de Economía Agraria recuerda que ya Manuel Chaves reclamaba la habilitación de Puente Nuevo como embalse para el abastecimiento de la zona Norte (se apostó por La Colada). «Y eso ocurrió hace treinta años, no es cosa de ahora», explica. La razón de la inversión era contar con una alternativa de abastecimiento cuando lloviese en la cuenca del Guadalquivir (en la que está Puente Nuevo) y no lo hiciese en la del Guadiana (de la que depende La Colada). «Puente Nuevo debería estar ya en fase de planificación», asegura Berbel.

En términos generales, explica el experto, en todos los municipios hay que hacer un esfuerzo muy importante en renovación de redes, algo que sí se ha hecho en la capital. Se trata de un problema serio porque redes antiguas implican pérdidas de agua, un uso muy ineficiente, y «hay algunas que tienen sesenta y setenta años de antigüedad».

El catedrático de la Universidad de Córdoba explica que el precio del agua es un factor que se va a seguir moviendo. Los informes de AEA, la entidad que agrupa a las empresas que prestan servicios, «hablan de un rango de tres euros por metro cúbico». Para hacerse una idea, sería más que duplicar lo que actualmente se paga por el servicio en el tramo más caro. Y esa cantidad de referencia es lo que se precisa para la financiación de las inversiones.

En un contexto económico, lo que se explica de forma fácil son las actuales previsiones de riego agrícola cuando empiezan a conocerse las marchas convocadas por el sector por las pérdidas que se acumulan. «Cero», explica Berbel. Fue la dotación que se liberó en la zona de la Axarquía. En el Guadalquivir, se calcula que se viene de una una dotación del 18 por ciento de un año normal. Berbel explica, sin embargo, que hay margen para el optimismo. No hay otra.

 

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