desde mi rincón
¡Hora de despertar!
Si la sociedad civil española se conforma con votar cuando le toque, eso nunca hará que las cosas cambien
¡Qué grande eres Córdoba!
Córdoba
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Iniciar sesiónComparto la opinión del politólogo argentino Guillermo O´Donnell cuando dice que «la democracia no es solo la elección de representantes, sino el control efectivo del poder por parte de la ciudadanía». Cuando un gobierno democrático dificulta de alguna manera el control efectivo del poder ... por parte de los ciudadanos, la democracia se marchita.
Quienes hemos pasado el Rubicón de los ochenta sabemos el valor de la democracia y nos cuesta entender que se diga que, en Cuba, Venezuela, China o Nicaragua, por ejemplo, hay democracia. Tampoco comprendemos las descalificaciones que desde el poder se hace de quienes democráticamente hacen crítica de las decisiones de los gobiernos de turno. Un país donde eso sucede es un país con una democracia fallida.
Decía en la anterior columna que no todos los ciudadanos de Córdoba somos iguales, aunque todos son extraordinarios. Y decía también que si fuésemos capaces de caminar unidos apoyando el éxito de nuestros paisanos no habría pueblo que nos adelantara. A esa mi opinión ha contestado un joven cordobés. Me dice que es triste que esas palabras se den de bruces con la realidad que él percibe.
Para él la mayoría de la juventud parece estar prefabricada. Sólo aspira a viajar, quedar con los amigos y…. ¡ya está! ¡Todos igual! Termina diciendo que lo único que quieren es pan y fiesta. ¡Vamos! Que a la gente joven la cosa pública se la trae al fresco. Confieso que sus palabras me han hecho pensar. Y no encuentro razones suficientes para llevarle la contraria. Porque es cierto que el pueblo español, el portador de la soberanía nacional, parece no estar interesado en asumir su responsabilidad democrática.
A semejanza de lo que en 1844 dijo Karl Marx sobre la religión, en España los partidos han usado la democracia como herramienta para adormecer la conciencia social, evitando que la ciudadanía ejerza democráticamente el control efectivo del poder político. Es decir, evitar que los ciudadanos cumplan con su obligación democrática de controlar a sus representantes políticos.
Espero que la opinión de ese joven lector cambie pronto. Confío en que la sociedad española despierte de este letargo, lanzando extramuros a cuantos políticos polarizan y envenenan el alma de la ciudadanía.
Si la sociedad civil se conforma con votar cuando toque para después marcharse a casita, eso nunca hará que las cosas cambien a mejor. Sería algo maravilloso que fuese la sociedad civil de Córdoba la que liderara el cambio que todos deseamos en España, practicando una cultura democrática que obligue a nuestros representantes políticos provinciales a trabajar exclusivamente y en todo momento para el pueblo al que representan. ¡Para Córdoba!
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