Córdoba, sexta provincia del país donde sube más el precio de los alimentos

De acuerdo siempre a dicha fuente, en nuestra provincia los precios de la alimentación -uno de los 41 capítulos en los que divide el citado ente las adquisiciones que realizan las familias y que incluye adquisiciones tan básicas como la leche, los huevos, las legumbres o la fruta- han sufrido un incremento interanual del 15,7%.

Esa subida, como se ha avanzado, convierte a Córdoba en el sexto territorio español que soporta mayor incremento en este tipo de productos -igualada con Málaga-. Y los habitantes de la provincia se enfrentan a esta escalada con unos sueldos que suelen estar a la cola de la nación.

Únicamente experimentaron un aumento mayor Badajoz, que se lleva la palma con un estirón del 16,9% en los últimos 365 días, Cuenca (16,5%), Melilla (16,2%), Granada (16,1%) y Guadalajara 15,9%. Este ranking lo cierra Barcelona, donde el aumento fue intenso pero se quedó en un 11,5%.

Su situación en los puestos de cabeza de esta negativa tabla encaja con el hecho de que la provincia supere con amplitud el aumento que tuvo el IPC de los alimentos en España. En concreto, es mayor en casi dos puntos que el constatado en el país (13,9%).

Aunque por menos, Córdoba también tiene una subida mayor que la andaluza en estos productos (15,3%). Es, empatada con Málaga, el segundo territorio de la región donde más esfuerzo hay que hacer respecto a julio de 2021 para hacer un gesto tan cotidiano como echar al carro de la compra leche, huevos o fruta. En la comunidad autónoma, Almería fue el territorio donde la subida en este capítulo fue menor: 13,9%

El reseñado crecimiento del 15,7% supone, además, que el aumento de estos productos este en un nivel histórico. Desde que el INE ofrece datos homologables para los distintos subgrupos de la cesta de la compra (enero de 2002), el de julio es el incremento interanual más fuerte de los alimentos, junto al de junio del presente ejercicio, que es el peor indicador de las dos últimas décadas con un estirón del 15,8% -sólo una décima más que el siguiente mes-.

Y los aumentos experimentados en junio y julio son los más intensos con diferencia respecto a los registrados hasta ahora. La anterior plusmarca estaba en mayo de 2022 (12%), que, a su vez, se le había arrebatado a abril del presente ejercicio (11,7%). Para ver la virulencia con la que ha subido este apartado clave en la cesta de la compra de las familias, baste reseñar que, desde el inicio de la serie histórica, únicamente en los cuatro meses reseñados los alimentos experimentaron un alza interanual por encima del 10%.

Atribuir semejante estirón de los precios a la guerra en Ucrania es un análisis incompleto. El aumento de los costes de las empresas que participan en la producción y distribución de la comida (mayores desembolsos a hacer por las materias primas y contundentes subidas de los precios de los carburantes y de la electricidad) ya se estaban repercutiendo sobre los precios de los alimentos antes del estallido de este conflicto bélico.

Desde octubre de 2021, la inflación interanual de estos productos empezó a escalar. Ese mes se cerró con un aumento del 2,3%. Febrero -la guerra estalló en la recta final de ese mes- se saldó ya con un aumento del 6,7%. Cierto es que después de que se desatara el conflicto bélico se aceleró de forma aún más intensa lo que los ciudadanos pagan por la comida.

De los 41 subgrupos que analiza el INE en la cesta de la compra de las familias, los alimentos son ya el cuarto que ha sufrido mayor incremento de su IPC en los últimos 365 días. El incremento sufrido por la comida supera en cuatro puntos al registrado para el conjunto de compras y gastos habituales en un hogar (11,7%).

Este 2022 está marcado a fuego por la subida del coste de la vida: de hecho, sólo cuatro epígrafes registran descenso interanual a fecha de julio. Son los servicios recreativos, deportivos y culturales (-0,6%); los equipos audiovisuales o fotográficos (-1,8%); y los servicios y equipos de telefonía, con bajadas del 2% y el 4%, respectivamente.

De vuelta a los productos más inflacionistas, el liderazgo lo protagonizan un mes más la electricidad, el gas y otros combustibles de los hogares (con un estirón interanual del 47,4%) y las gasolinas (22%). Eso sí, a diferencia de lo que sucede con los alimentos, en los últimos meses, con el Gobierno descargando medidas para rebajar su precio, estos dos elementos de la cesta de la compra de las familias han visto reducirse su incremento interanual. En marzo, baste recordar, el recibo del gas y la luz de las casas se anotaba un vertiginoso crecimiento del 88% y recargar el depósito del coche suponía rascarse el bolsillo un 27% más.

El podio lo completa el incremento que ha sufrido el precio de los paquetes turísticos, que se ha ido a una subida que roza el 18%.

En medio de esta sucesión de indicadores negativos, julio arrojó uno positivo -es pronto aún para saber si marca un cambio de tendencia-. En ese periodo, se produjo el primer descenso mensual de la alimentación tras once meses seguidos en los que su IPC subió o se mantuvo. El descenso respecto al mes anterior fue del 0,4%.

Y hay que tener en cuenta que en el último año la provincia ha sufrido subidas mensuales muy intensas de este capítulo de la cesta de la compra. Los más destacados se dieron en junio (2,1%), octubre (3%) y abril (5,1%).