Así era el hotel del Algarrobico de Carboneras: 411 habitaciones y piscinas a 14 metros del mar
El edificio, que ocupa 20.000 metros cuadrados, se diseñó como un macrocomplejo turístico para atraer turistas a un entorno natural exclusivo con todas las comodidades de un hotel de lujo
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El hotel del Algarrobico, situado en Carboneras (Almería), es uno de los símbolos más controvertidos del urbanismo ilegal en España. Su construcción comenzó en 2003, en pleno Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar, un espacio protegido de gran valor ecológico. Desde entonces, ha estado envuelto en un galimatías judicial y protestas ecologistas.
Un gigante del hormigón en pleno Parque Natural
El proyecto fue impulsado por la promotora Azata del Sol y contemplaba la creación de un complejo turístico que crearía cerca de 300 puestos de trabajo en un municipio que, en 2003, no alcanza los 7.000 habitantes. En este sentido, Carboneras ha incrementado casi un 30 por ciento su población en lo que va de siglo. Concretamente, desde el inicio de las obras, esta localidad almeriense ha pasado de los 6.996 habitantes de 2003 a los 8.441 que el Instituto Nacional de Estadística (INE) registró en 2024.
Sin embargo, su proximidad al mar y su ubicación en una zona protegida hicieron que el Tribunal Supremo declarara su ilegalidad en varias sentencias. Ahora, el Gobierno de España ha anunciado que iniciará los trámites para su expropiación y posterior demolición.
El Algarrobico, un hotel de 411 habitaciones
El hotel fue diseñado como un macrocomplejo turístico con una estructura escalonada adaptada a la ladera de la montaña, en el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar. Su arquitectura recordaba a los grandes resorts vacacionales de la costa mediterránea. La intención inicial era atraer a turistas que buscaban un entorno natural exclusivo con todas las comodidades de un hotel de lujo.
El edificio alcanzó los 21 pisos de altura y ocupaba 20.000 metros cuadrados. Su distribución incluía 411 habitaciones, varias salas de eventos, un restaurante y zonas comunes pensadas para el ocio de los huéspedes. No obstante, su tamaño y su impacto ambiental lo convirtieron en un caso paradigmático de construcción ilegal en espacios protegidos.
La construcción del Algarrobico avanzó rápidamente hasta que las denuncias ecologistas y las resoluciones judiciales paralizaron el proyecto en 2006. Desde entonces, el hotel ha permanecido abandonado, con su estructura de hormigón visible desde la costa. A pesar de su estado, sigue siendo un elemento de discordia entre quienes defienden su demolición y quienes plantean su posible reutilización.
Las piscinas del Algarrobico, a 14 metros del mar
Uno de los aspectos más polémicos del proyecto fue la ubicación de sus piscinas. Se construyeron a tan solo 14 metros del mar, incumpliendo la Ley de Costas, que establece un límite mínimo de 100 metros para este tipo de edificaciones en suelo protegido. Esta proximidad a la orilla fue clave en los procesos judiciales que declararon la ilegalidad del hotel del Algarrobico.
El impacto ambiental de estas infraestructuras fue significativo. La construcción alteró el ecosistema de la playa y afectó a la biodiversidad de la zona. Además, su cercanía al mar generó preocupaciones sobre la erosión costera y el daño a los hábitats marinos. Los colectivos ecologistas, liderados por Greenpeace, llevaron a cabo numerosas protestas para denunciar esta situación y exigir la restauración del entorno natural.
En la actualidad, el futuro del hotel parece haberse desbloqueado. El Gobierno iniciará este martes el proceso de expropiación y la Junta de Andalucía, por su parte, cree que este proceso no es el más efectivo para llevar a cabo la demolición del Algarrobico. Mientras tanto, el edificio continúa en pie, recordando uno de los mayores escándalos urbanísticos de España.
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