Sopa de fideos para «Abdu Willy»
Tranquilo, aturdido y hambriento llegó Abdu Willy al centro de menores «Hortaleza», de la Comunidad de Madrid. Se lavó, se cambió de ropa, cenó el menú de los niños residentes y durmió tranquilo. La Policía mantuvo un dispositivo de vigilancia por riesgo de fuga
Alto, corpulento y con aspecto saludable. Así es «Abdu Willy». Aturdido y, al parecer, con hambre. Así entró la noche del martes al miércoles este individuo, uno de los dos piratas detenidos por el secuestro del barco atunero español «Alakrana», en la residencia de menores « ... Hortaleza», un centro para chicos entre 15 y 17 años tutelados por el Gobierno regional porque sus familias no pueden hacerse cargo de ellos.
No se sabía entonces si era mayor o menor de edad. Sí que había riesgo de fuga. Sin embargo, las autoridades judiciales le enviaron, casi a capón, a este centro madrileño, de régimen abierto. Hasta allí llegó Abdu Willy, escoltado por agentes del Grupo de Menores de Policía Nacional (Grume). Entró hacia las diez de la noche. Se procuró la máxima discrección para no soliviantar a los menores residentes pero, claro, el dispositivo especial que estableció la policía no pasó inadvertido para casi nadie, según ha podido saber ABC.
«Quiero mi móvil»
Abdu Willy sólo hablaba árabe. Al menos, eso daba a entender. Necesitó que le fueran traduciendo sus palabras. Ya había pedido su móvil por la mañana, en la Fiscalía de Menores de la Audiencia Nacional. También reclamaba otras pertenencias pero aquí, al Centro de Acogida de Urgencia de Hortaleza venía a cenar y dormir. De momento.
Se lavó y se puso ropa limpia que le dieron en el centro. Un chandal azul y blanco que le gustó. Se puso contento. Cenó solo. Le llevaron el menú que habían puesto esa noche a los niños residentes: sopa de fideos, emperador a la plancha y, de postre, manzana. El pirata también durmió solo, en una habitación individual situada en una zona de «emergencia» que sirve de adaptación para los menores que ingresan en este centro, de régimen abierto.
Willy pasó la noche tranquilo. Ya contaba con la vigilancia policial, motivo suficiente para que, a pesar del riesgo de fuga, él no lo intentara en ningún momento. También durmió tranquilo.
Ayer por la mañana, cuando se especulaba con la edad de este individuo, el médico forense José Cabrera, ya advertía a ABC que las pruebas óseas «siempre tienen un margen de error». A su juicio, la más precisa es la de clavícula -que no se ha llegado a hacer a Willy- pero, con todo, «también en ella existen puntos de dudosa osificación. Las pruebas se hacen con radiografías. La exactitud la daría una biopsia, pero eso no se suele hacer», decía Cabrera.
Lo cierto es que Willy estuvo en un centro de menores que no son delincuentes. Y le gustó mucho el menú.
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