Los agricultores españoles rechazan de plano el acuerdo entre la UE y Mercosur

La perspectiva de tener que competir con el bloque latinoamericano ha puesto en alerta a las asociaciones agrarias europeas, generando malestar debido al sismo económico que se avecina para sus empresas.

En Francia, en protesta por esta situación los agricultores utilizaron ayer sus tractores para bloquear carreteras en todo el país. A su vez, instaron a Macron a tomar medidas respecto al acuerdo, que el gobierno francés rechaza.

El propio presidente de la República, Emmanuel Macron, defendió la oposición de sus agricultores durante una visita a su homólogo argentino, Javier Milei, en Buenos Aires, antes de dirigirse a la cumbre del G20 en Río. «No será a costa de nuestros agricultores», aseguró el presidente.

Yohann Barbe, portavoz de la alianza de sindicatos agrícolas mayoritaria (FNSEA-JA), asociación responsable de convocar las protestas, estimó que el alcance de las mismas «va a ser de nuevo sin precedentes». «Sentimos que los agricultores siguen enfadados por un gobierno que tarda en reaccionar». Este martes las protestas se han intensificado. Más de cien agricultores salieron de la localidad de Beziers hacia la frontera española con Perpiñán, donde pretenden bloquear el tráfico durante varios días.

En España, aunque los agricultores no han realizado movilizaciones, sí muestran su profunda preocupación por el impacto que tendrá el acuerdo.

José Manuel Roche, responsable de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA), explica a ABC que desde el cómputo global se trata de un buen acuerdo, pues plantea una contraprestación a la nueva política arancelaria de Trump. Sin embargo, el sector agrícola detecta una serie de amenazas importantes. Desde los gobiernos, explica, nunca se han puesto en contacto con el sector para plantear los detalles del acuerdo. Por tanto, lo rechazan por completo.

Desde UPA, piden a la Comisión un aumento en la transparencia, para así conocer el texto completo del acuerdo. En caso de que existan puntos que perjudiquen al sector español, piden que se modifiquen. Exigen que prevalezcan los intereses de la UE, así como el control de las condiciones de producción a través de la aplicación de cláusulas espejo.

A su vez, ruegan que se garantice la tranquilidad y estabilidad de los agricultores, para poder mirar al futuro y obrar con confianza. Por último, subrayan que el acuerdo con Mercosur no es la única circunstancia disruptiva a la que se enfrentan. Las tensiones comerciales con China y su resultado en el sector porcino y las consecuencias de la guerra entre Rusia y Ucrania han afectado enormemente al sector agrario.

Por su parte, Andoni García, responsable de organización de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), coincide con la valoración de UPA. Consideran que la reducción de aranceles y la importación de productos en las condiciones planteadas produce un impacto nefasto en el sector. Consideran, en declaraciones para ABC, que la UE pretende sustituir la producción local, hundiendo los precios internos de un sector ya bastante castigado, y coinciden en que las condiciones de producción son diametralmente opuestas, generando competencia desleal y desigual.

Con los pocos datos que les ha facilitado el Gobierno español, declaran haber realizado estudios que prueban el impacto negativo del acuerdo. Este martes, el responsable de frutas y hortalizas de COAG, Andrés Góngora, ha exigido en el Congreso de los Diputados la suspensión inmediata del acuerdo agrícola de libre comercio entre la UE y Marruecos.

«Comprobamos con asombro e indignación cómo la UE y el Gobierno español están rendidos a las demandas de una contraparte, Marruecos, que utiliza un perfil negociador basado en el chantaje, en el que se utiliza el terrorismo, la inmigración y la droga como argumentos para obtener contrapartidas. Esas contrapartidas ponen en riesgo el futuro de los agricultores de la UE, que somos moneda de cambio evidente. Pero también dañan los intereses de los contribuyentes de la UE que no reciben los ingresos aduaneros correspondientes por los productos importados«, alegaba Góngora.

Por su parte, la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (ASAJA), ha expresado a través de un comunicado su rechazo absoluto al acuerdo. Junto con los agricultores europeos, reunidos en Rumanía por su XI Congreso, subrayan sus profundas preocupaciones acerca del pacto.

Desde ASAJA hacen referencia a la propuesta de la UE de crear un «fondo de compensación» destinado a apaciguar a los agricultores europeos. Declaran que les parece un falso apaño rápido, así como una provocación, pues de ninguna manera resuelve los problemas planteados. Instan a la Comisión a dejar de distraer el debate y asumir seriamente las conclusiones a las que llegan los agricultores, planteadas el informe sobre el Diálogo Estratégico sobre el Futuro de la Agricultura de la UE, que subraya la necesidad de que la Comisión «emprenda una revisión exhaustiva de sus estrategias de negociación», así como la necesidad de un mayor nivel de reciprocidad.

En cuanto a las reacciones institucionales, ha sido el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, quien ha defendido el acuerdo comercial con los países de Mercosur. El ministro ha declarado que se trata de un acuerdo beneficioso, importante en el marco de la geopolítica actual, especialmente tras el resultado de las elecciones estadounidenses.

Al ser preguntado por el rechazo de Francia al acuerdo con el bloque de Mercosur, el ministro ha sido claro: «Cada Estado miembro defiende lo que cree oportuno, pero yo creo que hay cierta mitología en torno a Mercosur que no me parece que se adecúe ni a la realidad del acuerdo ni al momento que estamos viviendo«, aseveró.

El ministro explicó que, en el caso de España, «únicamente» se venden a Mercosur «400 millones en productos agroalimentarios, mientras que se importan 4.000». Según su valoración, supone una balanza «muy desequilibrada».

En este sentido, considera que la Unión Europea debe preguntarse si en estos momentos le interesa «encerrarse sobre sí misma», o por el contrario, «ampliar la red de acuerdos con países terceros para mantener su influencia económica y comercial«. »Yo creo que la respuesta es muy clara y España lo tiene muy claro desde el principio«, ha remachado el ministro, ratificando el apoyo del gobierno de España al acuerdo comercial.