La UE se resigna a abandonar la Carta Internacional de la Energía
La salida colectiva de ese tratado estaba siendo propuesta por la vicepresidenta del Gobierno español Teresa Ribera
Teresa Ribera, vicepresidenta y ministra de Transición Ecológica de España
La Comisión Europea considera ya inevitable que la UE y los países miembros abandonen la Carta Internacional de la Energía, un tratado que se diseñó para dar garantías a las inversiones en infraestructuras energéticas, incluidas las que usan combustibles fósiles. La salida colectiva de ... ese tratado estaba siendo propuesta por la vicepresidenta del Gobierno Teresa Ribera, por considerar que ya no se alinea con los objetivos climáticos que ha adquirido Europa. La propuesta de la Comisión figura en un documento de trabajo que fue presentado ayer martes a los embajadores de los países miembros.
A diferencia de lo que decía hasta el momento el Ejecutivo comunitario, en este documento se sostiene ahora que «la opción más adecuada» y ahora «inevitable» sería que la UE como tal (que tiene las competencias en materia de energía atómica) y sus 27 Estados miembros abandonen este pacto. Para este cambio de posición se citan varios factores, entre otros que el intento de reforma llevado a cabo el año pasado no ha cambiado el hecho de que se protegen legalmente las grandes inversiones en energías no renovables. Pese a ello, los mecanismos legales de protección de inversiones seguirán vigentes durante 20 años y aún no se ha decidido cómo se puede llevar a cabo este trámite.
En realidad, cada país puede decidir salir por su cuenta del pacto, como ya ha hecho Italia, pero para que se retire la UE se necesita el acuerdo de al menos 15 gobiernos y una votación del Parlamento Europeo aprobándolo. Además de España, Francia, Alemania, Holanda, Eslovenia y Polonia se han mostrado a favor de abandonar el tratado, firmado en 1998. Su principal carcaterística es que fue diseñado para proteger las inversiones de la industria energética y permite demandar a los gobiernos si estos toman decisiones políticas que puedan perjudicarles. En los últimos años se ha invocado precisamente para luchar contra el cierre de las plantas de generación que usan combustibles fósiles, lo que muchos países consideran como un obstáculo para la transición energética.
El Gobierno celebra el cambio de postura de la Comisión que «abre ahora una vía para decidir la mejor forma de abandonar el tratado».
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