el quinto en discordia
La vicepresidenta política
Ha abjurado de la ortodoxia que predicaba como una alumna aplicada cuando aterrizó en el Gobierno
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Iniciar sesiónParece que la vicepresidenta económica se ha echado al monte. La persona que en este Gobierno mejor encarnaba la moderación y el contrapunto a las ocurrencias de sus socios por su perfil tecnocrático y por de alguna manera ser la portavoz de Bruselas en ... el Consejo de Ministros ha tirado por la calle del medio. Parece que se ha aburrido del papel de pepito grillo en el que no tenía el menor problema de enmendar la plana, por ejemplo, a Pablo Iglesias apostillando a renglón seguido las ocurrencias del líder de Podemos en las primeras ruedas de prensa de la legislatura y está buscando su sitio en el barro político.
Ha abjurado de la ortodoxia que predicaba como una alumna aplicada cuando aterrizó en el Gobierno que le llevo incluso a amenazar según cuentan con su dimisión si se traspasaban según que líneas rojas como la reforma laboral. No rehúye la gresca y trata de colocar titulares que en su boca suenan todavía más ramplones. Unos días con más acierto que otros porque a todos nos pesan nuestros orígenes y semejante cambio no es fácil .
Esta repentina fiebre política no se sabe bien a qué se debe. Podría ser que en sus idas y venidas a Bruselas haya visto la luz y haya encontrado en las soluciones fáciles y arbitrarias los remedios para los males de la economía española. O que el verbo de la ministra de Trabajo haya terminado haciendo mella en la conciencia de la otrora burócrata sin alma. O que no quiere que se la vea como una Señorita Rottenmeier sabelotodo con la que luego nadie charla en el aperitivo después del Consejo de Ministros. O algo mucho más prosaico que le haya picado el veneno de la política y esté dispuesta a entrar en una eventual carrera por la sucesión de presidente si es que este proceso se abriera en los próximos meses.
Sea lo que sea es una pena. Solo nos queda esperar que sea de puertas para adentro y que el desplante no llegue a Europa. Por experiencia propia ya sabemos cómo acaban esos pulsos.
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